jueves, 14 de agosto de 2014

¿Se puede mantener relaciones sexuales tras un infarto de miocardio?

¿Puedo morir durante el acto sexual después de haber sufrido un ataque al corazón? Este es, de forma cruda y descarnada, el principal interrogante que se plantean quienes han sufrido un infarto de miocardio (el músculo del corazón) y se disponen a retomar su vida de pareja.

Tras sufrir un infarto el paciente cardíaco se replantea todos los quehaceres cotidianos, por lo que le asaltan algunas preguntas y temores sobre su vida sexual.

Así, la ausencia de actividad sexual en la pareja tras un infarto de miocardio puede ser consecuencia del miedo a la muerte durante el coito; sin embargo, los casos de fallecimiento durante el acto sexual ocurren en un porcentaje muy bajo.

Desde la Fundación Española del Corazón ( FEC), nos recuerdan que, en un estudio de referencia sobre 5.559 casos de muerte repentina por causas no traumáticas, solo 34 de ellos se produjeron durante el coito por un fallo cardiaco.

Según este estudio publicado en Japón, en 27 de esas 34 relaciones, la persona fallecida estaba realizando el acto sexual con una pareja distinta de la habitual. Indudablemente, factores como la ansiedad, mayor excitación, sentimientos de culpa, necesidad de quedar bien, etc., pueden aumentar el riesgo.

Sin embargo, durante el acto sexual, los gastos energéticos son similares a los que genera subir dos pisos de escaleras; la frecuencia cardiaca es inferior a la que se produce durante otras actividades normales de la vida cotidiana, y el esfuerzo físico que se requiere podría calificarse de moderado, lo que en principio no traería ninguna complicación.

Se aconseja reanudar las relaciones sexuales tras un entrenamiento físico y psicológico adecuado y progresivo, gracias al cual se aprende a detectar cuáles son las respuestas físicas del cuerpo después de un esfuerzo. En líneas generales, pueden reanudarse a las dos semanas del alta hospitalaria, consultando siempre con su cardiólogo.

Si la persona puede caminar y subir una pendiente durante más de seis minutos, o subir a pie dos pisos, también está capacitada para volver a practicar sexo sin problemas, ya que las necesidades del corazón durante el coito son menores.

Los cardiólogos señalan que la medicación no debe condicionar la práctica sexual. Si al paciente le han recetado nitroglicerina en parche, durante el coito no se lo ha de retirar, sino colocarlo en lugares que no le molesten, ya que este adhesivo puede ponerse en brazos, espalda, abdomen y pecho.

Mantener relaciones sexuales no solo no supone un mayor riesgo para la salud en los pacientes que han sufrido cardiopatías o que padecen una enfermedad cardiovascular, siempre que su estado sea estable, sino que además es recomendable porque su carencia acarrea consecuencias negativas ya que suele relacionarse con la ansiedad y la depresión, según expertos de la Sociedad Americana del Corazón (American Heart Association-AHA), de Estados Unidos.

¿Pero cuándo es recomendable reanudar las relaciones sexuales?

Según el doctor Glenn Levine, investigador del Baylor College of Medicine de Houston (EE.UU.) y miembro de la AHA,  “la actividad sexual aporta una mayor calidad de vida a personas que sufren alguna enfermedad cardiovascular  y también a sus parejas”.

“Algunos pacientes con este tipo de enfermedades tienden a posponer sus relaciones sexuales pese a que es relativamente seguro para ellos“, reconoce el Dr. Levine, quien explica que, la probabilidad de sufrir dolores en el pecho o ataques al corazón es reducida en el lapso que dura un encuentro erótico.
Aunque el doctor Levine reconoce que “para algunos pacientes, como los que sufren una enfermedad cardiaca severa y presentan síntomas incluso en reposo, puede ser razonable aplazar su actividad sexual hasta que hayan sido debidamente evaluados y estabilizados por sus facultativos”.
El ejercicio físico regular y la rehabilitación pueden reducir el riesgo de complicaciones cardiovasculares en quien ha sufrido un ataque al corazón o insuficiencia cardíaca, añade la AHA.

Según un documento de la AHA, durante los juegos preliminares aumentan levemente la presión arterial sistémica sistólica y diastólica y la frecuencia cardíaca, y durante la excitación sexual estas variables sufren aumentos transitorios moderados. Los mayores aumentos se producen durante los 10 a 15 segundos del orgasmo y, a partir de entonces, la presión arterial sistémica y la frecuencia cardíaca retornan rápidamente a sus niveles de base.

“La mayoría de los pacientes que han sufrido un infarto agudo de miocardio, deberían recuperar a los 15 o 30 días una actividad sexual similar a la que mantenían antes del episodio cardiovascular”, según el doctor José María Maroto, director Unidad Rehabilitación Cardíaca ECOPLAR Mirasierra.

Para este cardiólogo, autor del libro ‘Corazón e infarto 101 preguntas esenciales para los enfermos y sus familias’, “el sexo tras una cardiopatía es recomendable para el corazón, tanto por el ejercicio realizado, como por su efecto para la recuperación de la autoestima y la vida normal”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario