jueves, 22 de enero de 2015

Factores de riesgo del tumor de próstata

A pesar de que todavía desconocemos los factores específicos que originan y que hacen progresar al cáncer de próstata, sí sabemos que existen factores genéticos y ambientales que están relacionados con la aparición y el desarrollo de esta enfermedad.

Edad
La edad es el factor de riesgo más importante, ya que la probabilidad de padecer un cáncer de próstata aumenta con la edad: es excepcional antes de los 40 años y empieza a encontrarse a partir de los 50 años. Dos de cada tres de los cánceres de próstata se encuentran en varones mayores de 65 años.
 
Factores familiares y genéticos
Los varones que tienen familiares de primer grado (padre o hermanos) afectados de cáncer de próstata, sobre todo si han sido diagnosticados antes de los 55 años, tienen un mayor riesgo de sufrir esta enfermedad. Un 15% de los cánceres de próstata son hereditarios. Un gen específico denominado HPC1 se asocia con una alta probabilidad de sufrir esta enfermedad.
 
Raza y Geografía
En los varones afro-americanos, el cáncer de próstata es más frecuente, más agresivo y aparece en edades más tempranas. En Europa, la incidencia es mayor en los países escandinavos y su frecuencia disminuye a medida que viajamos hacia el sur, por lo que se ha postulado que puede ser debido a la diferente exposición a la luz solar. En África, Asia y Latinoamérica es menos frecuente, aunque se cree que es debido más a factores dietéticos que a factores étnicos, puesto que los asiáticos que viven en Estados Unidos presentan una mayor incidencia de cáncer de próstata que los que viven en Asia.
 
Hormonas
Las hormonas sexuales masculinas (andrógenos) son esenciales en el desarrollo y crecimiento de la próstata y tienen un papel importante en la carcinogénesis prostática. Niveles altos de otras hormonas como el factor de crecimiento insulínico tipo 1 (IGF-1) están relacionados con el cáncer prostático.
 
Inflamación e infección
Los procesos de inflamación crónica que producen un aumento de la replicación celular para sustituir al tejido dañado, contribuyen al desarrollo de cánceres como el de esófago, estómago, hígado y vejiga. Algunas investigaciones sugieren que el cáncer de próstata puede tener una causa infecciosa (papilomavirus, herpes virus y citomegalovirus) en un contexto de falta de respuesta, genética o adquirida, de los mecanismos de defensa celular contra la infección. Los últimas investigaciones muestran una asociación entre el herpes simple  genital y el cáncer de próstata.
 
Obesidad
Tiene una clara relación con los cánceres de colon y mama. El tratamiento de la obesidad a través de una reducción en el consumo de grasas y en un aumento del ejercicio físico produce una disminución del “stress oxidativo”, reduciendo así el riesgo de cáncer de próstata.
 
Dieta
Existen evidencias de que los factores dietéticos juegan un papel importante, como ocurre en los cánceres de colon y mama. En 1998 ya se observó que la mortalidad del cáncer de próstata estaba inversamente relacionada con el consumo de cereales, nueces, aceite de oliva y pescado. 
 
Grasas
La incidencia y mortalidad del cáncer de próstata se correlaciona estrechamente con el consumo de grasas poliinsaturadas, carnes rojas, lácteos  y huevos. Se ha observado que niveles altos de  grasa estimulan la proliferación de las células del cáncer de próstata en modelos animales y que una dieta sin grasas puede reducir el crecimiento de los tumores en el animal de experimentación. Otro factor que puede explicar la asociación entre las dietas ricas en grasas y el cáncer de próstata es que las dietas ricas en carnes rojas se acompañan de una ingesta baja en vegetales. Además las dietas ricas en lácteos, carne y huevos son ricas en calcio y zinc, dos sustancias que pueden modificar el riesgo de sufrir un cáncer de próstata. En el año 2013 un trabajo demostró que el consumo de lácteos estaba asociado a un mayor riesgo de padecer un cáncer de próstata.
 
Soja
Las legumbres constituyen una fuente energética muy importante en las dietas asiáticas, donde la incidencia del cáncer de próstata es baja. Las habas de soja son muy ricas en isoflavonas (genisteína y daidzeina) unas sustancias con una débil actividad estrogénica. Estas isoflavonas tienen la capacidad de inhibir el crecimiento de las células prostáticas, tanto benignas como malignas y reducir el crecimiento de los tumores en el animal de experimentación.
 
Licopeno
Es el pigmento rojo que se encuentra en los tomates y en los otros frutos de color rojo. Es un beta-caroteno con una potente actividad antioxidante que también inhibe el crecimiento de las células prostáticas, benignas y malignas, en los modelos de laboratorio (“in vitro”). En la actualidad no disponemos de estudios científicos que demuestren, claramente, los efectos del consumo de licopeno en el cáncer de próstata.
 
Té verde
Muy consumido en Asia donde la incidencia del cáncer de próstata es baja. Contiene unas sustancias antioxidantes llamados polifenoles. Estudios “in vitro”y el animal de laboratorio han demostrado que la epigalocatequina, el principal polifenol de la hoja del té verde, inhibe el crecimiento de las células tumorales.
 
Pescado
Un reciente trabajo ha demostrado que un consumo elevado de pescado, si bien no tiene relación con la incidencia del cáncer de próstata, sí que disminuye, en los pacientes diagnosticados de cáncer de próstata, hasta un 63% el riesgo de morir por la enfermedad, probablemente debido al efecto antiinflamatorio de las grasas del pescado que pueden frenar el crecimiento del tumor maligno.
 
Consumo de alcohol
El consumo de 1-3 vasos de vino tinto a la semana tiene un efecto protector, ello se supone que es debido a su alto contenido en polifenoles con actividad antioxidante.
 
Tabaquismo
No tiene una relación clara con una mayor incidencia de cáncer de próstata aunque si se ha demostrado su asociación con un estadio más avanzado en el momento del diagnóstico.

martes, 20 de enero de 2015

Sequedad vaginal

Es la molestia principal de la mujer con trastorno de excitación sexual. Es importante que toda mujer, especialmente aquella que se encuentre en su menopausia y comience a sentir sequedad vaginal, sepa cómo evitar que esto sea un obstáculo insalvable para su disfrute sexual. De entrada, cualquier mujer que comience a percibir sequedad vaginal y/o insuficiente lubricación en las r...elaciones sexuales, con independencia de su edad, debe dedicar especial atención al disfrute del juego sexual no coital, es decir, a las caricias de todo tipo, que si bien son clave para el disfrute de cualquier pareja, en estos casos puede suponer la diferencia entre sentir placer o molestias. Es muy importante cuidar la vulva y la vagina, como cualquier otra parte de nuestro cuerpo. Si proporcionamos a nuestro cutis cuidados con cremas, la vulva y la vagina también requieren de atención cuando aparece la sequedad vaginal. En la farmacia se pueden encontrar, sin necesidad de receta médica, geles que contienen isoflavonas de soja, con propiedades hidratantes y suavizantes que ayudan a evitar la sequedad vaginal. Los comprimidos de isoflavonas, las cápsulas de aceite de onagra o las vitaminas A y E también mejoran el estado de la piel de todo el cuerpo y las mucosas

Trastorno de la excitación sexual femenina

Es la incapacidad persistente o recurrente para conseguir o mantener la excitación. El síntoma que percibe la mujer y que es el que mejor describe el trastorno es la dificultad para lubricar su vagina en respuesta a una estimulación sexual adecuada. Tiene la sensación de permanecer seca de forma que la penetración, el intento de penetración o la simple m...anipulación de su vulva le resulta incómoda o francamente molesta.

La prevalencia específica de este trastorno no ha sido bien delimitada. Los estudios al respecto la engloban entre el conjunto de las disfunciones sexuales femeninas, de forma que se describe una prevalencia que varía desde un 25% a un 63% de la población femenina. En cualquier caso, en el trastorno de la excitación sexual femenina un factor clave es la edad de la mujer. Este trastorno suele presentarse especialmente tras la menopausia, sea esta quirúrgica o fisiológica.

Con el cese de la regla (menopausia) es frecuente que aparezca este problema, que viene desencadenado por la falta de estrógenos en la mujer. Otras causas médicas, mucho menos frecuentes, pueden ser desde ciertas enfermedades, la propia atrofia del tejido genital (kraurosis), por lo general en edad avanzada, y puede ser un efecto adverso de algunos medicamentos, como, por ejemplo, el uso reiterado de ciertas cremas con corticoides.

Cuando el trastorno de excitación aparece en mujeres más jóvenes, que aún no han alcanzado su climaterio, suele deberse a causas psicológicas, relacionadas en su mayoría con preocupación y miedo alrededor de la propia experiencia sexual inmediata: miedo al embarazo, al contagio, a ser descubiertos, a ser rechazada por la pareja, etc. En las chicas más jóvenes es bastante frecuente que se trate de una simple mala técnica de estimulación sexual. El escaso juego sexual previo al coito impide que la vagina se encuentre lubricada de manera adecuada, de forma que tanto los intentos de penetración como la misma penetración resultan molestos, cosa que desconecta todavía más a la mujer de su proceso de excitación, lo que a su vez aleja la posibilidad de que fluya su respuesta de lubricación.

sábado, 10 de enero de 2015

Infecciones por Clamydia Trachomatis

La Clamydia Trachomatis es una bacteria que puede ocasionar una enfermedad de transmisión sexual. Usted puede contraer este microorganismo durante el sexo oral, vaginal o anal con una persona infectada. Tanto los hombres como las mujeres pueden tenerla.

La Clamydia no suele causar síntomas. Pero cuando sí se presentan, pueden aparecer como una sensación de ardor al orinar o una secreción anormal por la vagina o el pene.

Así, en las mujeres, una infección en el sistema reproductivo puede conducir a una enfermedad inflamatoria pélvica, la cual puede ocasionar infertilidad o problemas serios con el embarazo. Los niños que nacen de madres infectadas pueden tener infecciones oculares y neumonía. En los hombres, la clamidia puede infectar el epidídimo, que es el conducto que lleva el esperma. Esto puede causar dolor, fiebre y, en raros casos, infertilidad.

Pruebas y exámenes:
Si usted tiene síntomas de una infección por Clamydia, el médico realizará un cultivo o hará una prueba llamada PCR (Protéina C Reactiva):

El cultivo se recoge durante un examen pélvico y/o uretral.
Los resultados se demorarán entre 1 y 2 días.
El médico también puede examinarlo para ver si hay otros tipo de infecciones, como gonorrea.
Incluso si usted no tiene síntomas, es posible que necesite un examen para Clamydia si tiene 25 años de edad o menos y es sexualmente activo (hágase el examen cada año), y no utoliza siempre el preservativo.

Tratamiento
La Clamydia se puede tratar con los antibióticos azitromicina, eritromicina, tetraciclinas y quinolonas. La eritromicina y la azitromicina son seguras si usted está embarazada. Usted y su pareja deben terminar de tomar todos los antibióticos, incluso si se sienten mejor. Los efectos secundarios comunes de estos antibióticos abarcan náuseas, malestar estomacal y diarrea.

Todos los compañeros sexuales deben ser tratados, incluso si no tienen síntomas. Esto previene la transmisión de la infección recíprocamente.

Dado que la gonorrea se presenta a menudo junto con la Clamydia, el tratamiento para la primera con frecuencia se da al mismo tiempo.

Expectativas (pronóstico):
El tratamiento con antibióticos casi siempre funciona si usted y su pareja se toman los medicamentos según las indicaciones.

Si la Clamydia se propaga hacia el útero, puede provocar cicatrización y dificultarle el hecho de quedar embarazada. Para ayudar a prevenir esto:

1.- Cumpla rigurosamente el tratamiento que le ha pautado su médico.
2.- Acuda al médico cada vez que tiene síntomas.
3.- Use condones y practique relaciones sexuales seguras.

sábado, 3 de enero de 2015

¿Cuáles son los factores de riesgo del cáncer de próstata?

Un factor de riesgo es cualquier cosa que afecte su probabilidad de tener una enfermedad como el cáncer. Los distintos tipos de cáncer tienen distintos factores de riesgo. Algunos factores de riesgo, como el fumar, pueden cambiarse. Otros, como la edad de la persona o sus antecedentes familiares, no se pueden cambiar.

Sin embargo, los factores de riesgo no suministran toda la información. Muchas personas con uno o más factores de riesgo nunca padecen cáncer, mientras que otras que padecen la enfermedad puede que hayan tenido pocos factores de riesgo conocidos o ninguno de éstos.
Todavía no entendemos completamente las causas del cáncer de próstata, pero los investigadores han encontrado varios factores que pueden cambiar el riesgo de padecer esta enfermedad. Para algunos de estos factores, la asociación con el riesgo de cáncer de próstata aún no está clara.

Edad

El cáncer de próstata ocurre en muy pocas ocasiones en hombres menores de 40 años, pero la probabilidad de tener cáncer de próstata aumenta rápidamente después de los 50 años. Alrededor de 6 de 10 casos de cáncer de próstata se detectan en hombres mayores de 65 años.

Raza/grupo étnico

El cáncer de próstata ocurre con más frecuencia en los hombres de raza negra y en hombres de Jamaica con ascendencia africana que en los hombres de otras razas. Además, los hombres de raza negra tienen una mayor probabilidad de ser diagnosticados en una etapa avanzada, y tienen más del doble de probabilidad de morir de cáncer de próstata en comparación con los hombres blancos. El cáncer de próstata ocurre con menos frecuencia en los hombres asiático-americanos y en los hispanos/latinos que en los hombres blancos. No están claras las razones de estas diferencias raciales y étnicas.

Nacionalidad

El cáncer de próstata es más común en Norteamérica y en la región noroeste de Europa, Australia, y en las islas del Caribe. Es menos común en Asia, África, Centroamérica y Sudamérica.
Las razones para esto no están claras. Es probable que el uso más intenso de pruebas de detección en algunos países desarrollados sea responsable por lo menos en parte de esta diferencia, pero también es probable que otros factores sean importantes, como diferencias en el estilo de vida (alimentación, etc.). Por ejemplo, los hombres de ascendencia asiática que viven en los Estados Unidos tienen un menor riesgo de cáncer de próstata que los estadounidenses blancos, pero el riesgo de ellos es mayor que el de los hombres que viven en Asia con antecedentes similares.

Antecedentes familiares

Parece ser que el cáncer de próstata afecta más a algunas familias, lo cual sugiere que en algunos casos puede haber un factor hereditario o genético. Si el padre o el hermano de un hombre padecen cáncer de próstata, se duplica el riesgo de que este hombre padezca la enfermedad (el riesgo es mayor para los hombres que tienen un hermano con la enfermedad que para aquellos con un padre afectado por este cáncer). Asimismo, el riesgo es mucho mayor en el caso de los hombres que tienen varios familiares afectados, particularmente si tales familiares eran jóvenes en el momento en que se les encontró el cáncer.

Genes

Los científicos han descubierto varios cambios genéticos heredados que parecen aumentar el riesgo de cáncer de próstata, pero probablemente son sólo responsables de un pequeño número de casos en general. Todavía no están disponibles las pruebas genéticas para la mayoría de estos cambios genéticos.
Algunos cambios genéticos heredados aumentan el riesgo de más de un tipo de cáncer. Por ejemplo, las mutaciones heredadas de los genes BRCA1 o BRCA2 son la razón por la cual el cáncer de seno y el cáncer de ovario son mucho más comunes en algunas familias. Las mutaciones en estos genes también pueden aumentar el riesgo de cáncer de próstata en algunos hombres. Sin embargo, éstas representan un porcentaje muy pequeño de los casos de cáncer de próstata.
Recientemente, algunas variaciones genéticas comunes han sido asociadas a un mayor riesgo de cáncer de próstata. Se necesitan estudios para confirmar esto con el fin de determinar si las pruebas para variantes genéticas serían útiles en predecir el riesgo de cáncer de próstata.
Para más información sobre algunos de los cambios genéticos vinculados con el cáncer de próstata, lea “¿Conocemos las causas del cáncer de próstata?”.

Alimentación

No está claro cuál es el papel exacto que desempeña la alimentación en el desarrollo del cáncer de próstata, aunque se han estudiado varios factores.
Los hombres que comen muchas carnes rojas o productos lácteos altos en grasa parecen tener una probabilidad ligeramente mayor de cáncer de próstata. Estos hombres también tienden a comer menos alimentos de origen vegetal como frutas, ensaladas y verduras. Los médicos no están seguros cuál de estos factores es responsable del aumento en el riesgo.
Algunos estudios han sugerido que los hombres que consumen una gran cantidad de calcio (proveniente de alimentos o complementos) pueden tener un mayor riesgo de padecer un cáncer de próstata. Es posible que los productos lácteos (los cuales a menudo tienen mucho calcio) también puedan aumentar el riesgo. La mayoría de los estudios no ha encontrado tal asociación con los niveles de calcio encontrados en una dieta regular. Es importante indicar que se sabe que el calcio proporciona otros beneficios importantes a la salud.

Obesidad

La mayoría de los estudios no han encontrado que la obesidad (sobrepeso en exceso) está asociado con un mayor riesgo de cáncer de próstata en general.
Sin embargo, algunos estudios han encontrado que los hombres obesos tienen un menor riesgo de una forma de la enfermedad de bajo grado (menos peligrosa), pero un mayor riesgo de un cáncer de próstata más agresivo. Las razones para esto no están claras.
Algunos estudios también han encontrado que los hombres obesos pueden tener un mayor riesgo de padecer cáncer de próstata avanzado y de morir a causa de esta enfermedad, pero no todos los estudios han encontrado esto.

Tabaquismo

La mayoría de los estudios no han encontrado una asociación entre el hábito de fumar y el riesgo de padecer cáncer de próstata. Algunas investigaciones recientes han vinculado el fumar con un posible aumento pequeño en el riesgo de morir a causa de cáncer de próstata, aunque éste nuevo hallazgo necesitará ser confirmado por otros estudios.

Exposiciones en el lugar de trabajo

Cierta evidencia indica que los bomberos están expuestos a sustancias que podrían aumentar el riesgo.

Inflamación de la próstata

Algunos estudios han sugerido que la prostatitis (inflamación de la glándula prostática) puede estar asociada a un riesgo aumentado de cáncer de próstata, aunque otros estudios no han encontrado tal asociación. A menudo, la inflamación se observa en las muestras del tejido de la próstata que también contiene cáncer. La asociación entre los dos no está clara, pero ésta es un área activa de investigación.

Infecciones de transmisión sexual

Los investigadores han estudiado si las infecciones de transmisión sexual (como gonorrea o clamidia) podrían aumentar el riesgo de cáncer de próstata, posiblemente porque pueden causar inflamación de la próstata. Hasta el momento, los estudios no han concordado, y no se han logrado conclusiones sólidas.

Vasectomía

Algunos estudios más preliminares han sugerido que los hombres que se han sometido a una vasectomía (cirugía menor para hacer que los hombres sean infértiles), especialmente aquellos menores de 35 años al momento del procedimiento, pudieran tener un riesgo ligeramente aumentado de cáncer de próstata. Sin embargo, en los estudios recientes no se ha hallado incremento alguno del riesgo entre los hombres que se han sometido a esta operación. El temor de un mayor riesgo de cáncer de próstata no debe ser razón para evitar una vasectomía.

Conceptos sobre las infecciones de orina (2ª parte)

En la primera parte nos habíamos quedado en el mecanismo de producción de una infección urinaria. En esta ocasión, quería comenzar esbozando algunos de los mecanismos de virulencia del germen.

Sabemos que no todos los microorganismos que se encuentran en la flora intestinal tienen la misma capacidad para producir infecciones del tracto urinario. Así, sólo aquellas bacterias dotadas de una serie de propiedades o factores de virulencia que le confieren la habilidad para adherirse al uroepitelio -pared interna de la vía urinaria- del huésped, pueden producirlas.

Y existe un factor cuya presencia se puede afirmar que es casi indispensable para que se produzca la colonización del epitelio urinario, y es su capacidad de adhesión. Esta requiere de la presencia de unas estructuras de la pared bacteriana denominadas “adhesinas”, que se encuentran en unas estructuras alargadas llamadas “pilis” o “fimbrias”.

Pero el huésped (la persona en contacto con estos gérmenes) también tiene unos mecanismos de defensa, como son:
a)  La integridad anatómica y funcional de la vía urinaria: motilidad ureteral e integridad de las válvulas vesicoureterales (impiden el reflujo de orina hacia los riñones), alteradas en pacientes diabéticos y en mujeres embarazadas.
b) Diuresis con vaciado completo: es un buen mecanismo de defensa, debido a su efecto de lavado y arrastre; se encuentra alterado en la vejiga neurógena, en la hipotonía vesical y en alteraciones obstructivas (patología prostática y estenosis de uretra).
c)  Mecanismos de defensa del propio urotelio: existen una serie de anticuerpos y sustancias segregadas por el epitelio del tracto urinario que impiden la adherencia bacteriana. En el varón, el líquido prostático tiene cualidades antisépticas por su alto contenido en zinc.

¿Y qué manifestaciones clínicas ofrecen las infecciones urinarias? Pues, sintomáticamente la cistitis y prostatitis se manifiestan por lo que denominamos  “síndrome miccional”, es decir: escozor o ardor al orinar, micciones frecuentes, sensación de micción imperiosa o urgente, y sensación de acabado incompleto; síntomas que pueden acompañarse de dolor perineal –la zona entre el ano y los genitales-, de dolor suprapúbico –encima del pubis-, y, habitualmente sin fiebre, excepto en las prostatitis agudas, en las que además  de una temperatura de 38º o más, existe el deterioro del estado general; en algunas ocasiones hasta se puede añadir la retención de orina que precisará de la colocación de sonda para extraer la orina.

La cistitis en mujeres, aparte de los síntomas miccionales ya mencionados, puede acompañarse de hematuria –presencia de sangre en la orina-, con orinas malolientes y turbias. Esta sintomatología se produce por la irritación y la inflamación que producen los microorganismos en la mucosa vesical –pared interna de la vejiga-.


Cuando un paciente presenta, además, fiebre (temperatura corporal superior a 38º), asociado a dolor lumbar, escalofríos y deterioro del estado general, probablemente nos estamos enfrentando ante una pielonefritis aguda (infección del riñón).

jueves, 1 de enero de 2015

Dispareunia

La dispareunia es el dolor que pueden sufrir, tanto hombres como mujeres, en el área pélvica durante o poco después de la relación sexual. El dolor puede presentarse en el momento de la penetración, la erección o la eyaculación.

Causas de dispareunia circunstanciales:

1.- Lubricación inadecuada por estimulación erótica insuficiente:

En estos casos es muy importante aumentar la estimulación con juegos y caricias. Es necesario que fluya la sangre en los órganos sexuales para que lleve el pene a la erección y lubrique la vagina.

2.- Sequedad vaginal:

La mucosa vaginal pierde su humedad natural. Suele suceder a menudo con la menopausia. Para facilitar la lubricación existen en las farmacias geles vaginales con propiedades hidratantes y lubricantes.

3.- Relaciones sexuales demasiado pronto después de una cirugía o parto:

En el caso del parto se estima conveniente esperar por lo menos 6 semanas después del nacimiento del bebé para volver a iniciar la actividad sexual.

4.- Irritación genital por jabones, detergentes, duchas o productos de higiene femenina:

Un afán de limpieza mal entendida puede producir irritaciones frecuentes. Se debe tener en cuenta que la vulva tiene su flujo natural y su olor es característico y sano.

5.- Alergias al látex de diafragmas o condones.

6.- Fimosis:

Dificultad o imposibilidad para la retracción de la piel prepucial, esto es, de la piel que recubre el extremo del pene o glande.

7.- Frenillo corto:

El frenillo es la pequeña lámina de piel por debajo del glande que une a éste con el prepucio. En el pene erecto, si el frenillo es demasiado corto provoca que el prepucio se deslice de manera automática hacia delante y puede causar dolor, lesiones y malestar.

Vaginismo: algunos conceptos básicos

Llamamos vaginismo a la imposibilidad o extrema dificultad para conseguir la penetración vaginal, debido a la contracción de los músculos que rodean la entrada de la vagina. El espasmo es una respuesta involuntaria que muchas mujeres no reconocen, sufren sus consecuencias, pero no saben por qué ocurre. Cuando una mujer se excita sexualmente experimenta una relajación de los músculos vaginales. En el vaginismo, sin embargo, la contractura muscular es tal que impide la penetración.

Parece ser que se produce una asociación de la penetración vaginal con la sensación de peligro; es como si el sistema defensivo estuviera en extremo activado, de manera que cualquier intento de penetración produce esta respuesta refleja. En muchas ocasiones no tiene una fácil explicación para la mujer que lo padece, debido a que en el momento actual su deseo y sus ideas se dirigen a tener una relación coital plena y satisfactoria. Sin embargo, es como si existiera una orden programada, un sistema de alarma activado que la mujer no puede controlar.

Algunas mujeres empiezan a notar que algo pasa en la penetración cuando en la menstruación intentan ponerse un tampón y se dan cuenta de que no lo consiguen. Eso no quiere decir que todas las mujeres que tienen dificultad en ponerse un tampón higiénico vayan a tener problemas en sus relaciones sexuales, pero si esa dificultad va acompañada de ideas irracionales sobre la penetración, angustia y miedo, puede ser un indicador a considerar. El vaginismo lo padecen entre un 2% y un 4% de las mujeres y comprende aproximadamente un 10% de los problemas sexuales.