miércoles, 24 de diciembre de 2014

Herpes genital

Puede ser causado por los dos tipos de virus de herpes simple, el 1 (VHS-1) y el 2 (VHS-2). La infección genital la produce sobre todo el VHS-2, el VHS-1 suele generar con mayor frecuencia infecciones orales.

El VHS-2 se transmite por contacto sexual (vaginal, anal u oral), a partir de personas que tienen lesiones activas, aunque, en ocasiones, quienes la trasmiten no presentan síntomas. Se extiende con mucha facilidad en las mujeres y con su contagio aumenta el riesgo de cáncer de útero. Además, en caso de embarazo puede provocar aborto o parto prematuro. Si el recién nacido se contagia durante el nacimiento, puede morir o sufrir serios daños cerebrales.

En las mujeres afectadas aparecen pequeñas vesículas dolorosas que con posterioridad se ulceran. Estas úlceras surgen en los genitales externos, las zonas próximas al ano, muslos o nalgas. Pueden presentarse también en el interior de la vagina e incluso en el cuello del útero. Se manifiestan entre los días 2 y 21 después de haber sido contraída y duran de dos a tres semanas. Otros síntomas pueden ser fiebre, nódulos linfáticos hinchados y síntomas parecidos a los de la gripe, además de dolor al orinar. 

En el hombre el cuadro es parecido, pero localizado en el pene o cerca del ano. Aunque los síntomas desaparecen antes del mes, el virus se encuentra en estado latente, periodo durante el cual no es contagioso pero puede brotar de nuevo en el paciente, que debería volver a iniciar el tratamiento.

La reaparición es una característica común de los virus herpes, y sobre todo del VHS-2, pero, si sucede, suele ser de duración más corta (sobre una semana) que la presentación inicial y a menudo pasa desapercibida. En pacientes portadores del virus VIH las lesiones suelen ser más graves y más dolorosas.

La infección se sospecha por el aspecto de las vesículas y se confirma por el análisis de laboratorio. El tratamiento del primer episodio de herpes genital se realiza con fármacos antivíricos (aciclovir, famciclovir, etc.) siguiendo las pautas que el médico recomiende. Es necesario un tratamiento adicional para aliviar las molestias y los dolores que se producen. También hay pautas para el tratamiento de las molestas reapariciones.

Algunos conceptos sobre la Sífilis

Es una infección sexual de fácil transmisión y de consecuencias muy graves si no se realiza un tratamiento adecuado. Se conoce también con el nombre de chancro o pústula. El agente causal es una bacteria de nombre treponema pallidum. Es muy contagiosa y hay un 50% de probabilidades de que una persona con sífilis infecte a otra con sólo una relación sexual.
Una vez que ha entrado la bacteria en el organismo a través del contacto sexual, se desarrolla la infección en tres etapas con diferentes síntomas:
- Primera etapa o sífilis primaria. (Aparece entre una y doce semanas después del contagio):
Tras un periodo de incubación (tiempo que transcurre desde que una persona se contagia hasta que presenta síntomas) que dura entre una y doce semanas (por término medio 21 días), se produce una lesión ulcerosa (chancro sifilítico) con aspecto de ampolla o herida abierta. Esta lesión es por lo general indolora y de aspecto limpio, y aparece en la zona de los genitales, por lo general en el pene, vagina o vulva, aunque también se puede manifestar en dedos, boca, pechos y ano. Suele estar acompañada de inflamación no dolorosa ni supurativa de los ganglios de las ingles. En esta etapa la infección es muy contagiosa y puede difundirse con facilidad. La lesión ulcerosa desaparece en unas 5 semanas, con independencia de que se trate o no la infección.
- Segunda etapa o sífilis secundaria (de una semana a 6 meses después del contagio):
Si no se ha realizado tratamiento curativo de la primera etapa de la infección, progresa y se pueden presentar erupciones en la piel del tórax, espalda o extremidades, así como inflamación de los ganglios linfáticos, sobre todo del cuello, axilas e ingles. Puede aparecer fiebre, dolor de garganta, malestar general, con caída de cabello (alopecia) e inflamación de zonas próximas a los genitales o al ano.
En esta etapa la infección es muy contagiosa y se puede difundir a partir de las heridas sifilíticas abiertas presentes en cualquier parte del cuerpo en las que está la bacteria, sin necesidad de practicar actividad sexual alguna. Basta con un simple beso.
A menudo los síntomas son tan leves que no se perciben e incluso desaparecen con rapidez, pero a pesar de ello la bacteria se mantiene en el organismo.
- Tercera etapa o sífilis terciaria (después de tres años o más desde el contagio, sin haber recibido adecuado tratamiento):
Puede manifestarse de diversas maneras, según la localización más predominante de la infección: úlceras en la piel y órganos internos, inflamaciones articulares (artritis), pérdida de sensibilidad en brazos y piernas, dolores e incapacidad (lesiones en el corazón, médula...).
Pueden aparecer complicaciones graves con lesiones cardíacas y de vasos sanguíneos que provocan insuficiencia cardiaca o circulatoria, lesiones cerebrales y medulares con riesgo de parálisis, trastornos psíquicos con posible demencia, etc. Casi el 25% de las personas que padece la infección y no recibe adecuado tratamiento queda incapacitado o muere en esta última etapa de la infección. El tratamiento de la sífilis, como el de la gonorrea, precisa de antibióticos, fundamentalmente la penicilina G benzatina, o, como alternativa, las tetraciclinas. En sus dos primeras etapas la sífilis puede ser curada en su totalidad con el tratamiento adecuado; esto no es seguro que suceda cuando se interviene en la tercera etapa, aunque sí pueden detenerse los síntomas.
Durante el embarazo, la bacteria puede ser transmitida al feto, que sufre la infección de manera similar al adulto. Puede provocar un aborto e incluso el nacimiento de un niño con importantes lesiones. Si la madre comienza el tratamiento antes de la semana 18 de embarazo, el riesgo de afección fetal es menor.

jueves, 18 de diciembre de 2014

La sexualidad en las personas con problemas del corazón

La frecuencia de infartos de miocardio anuales en España es de 100 a 250 casos por cien mil habitantes. Para que nos hagamos una idea de su incidencia, esta cifra representa sólo el 20% de los que se producen en EEUU. En términos absolutos, el número total de pacientes con infartos anuales oscila entre 45.000 y 90.000, de los logran sobrevivir entre el 80% al 90%. En relación a la actividad sexual de los pacientes que han sufrido un infarto, se calcula que uno de cuatro afectados no la reanudan, la mitad la reducen de manera muy intensa y tan sólo uno de cada cuatro la equipara a la que tenía antes de sufrir el ataque cardiaco. El descenso tras el infarto tanto en la frecuencia como en el nivel de satisfacción de la actividad sexual se produce de igual manera en el hombre que en la mujer.

Esto supone un grave problema sanitario y, aunque las cosas van cambiando, tanto los médicos como los pacientes rehúsan hablar de la vida sexual del afectado, con lo que no se realiza ni una correcta educación sanitaria ni una adecuada rehabilitación. La baja frecuencia o ausencia de actividad sexual se atribuye a la medicación, a que ya existía con anterioridad algún trastorno sexual (en el hombre con frecuencia suele haber antecedentes de disfunción eréctil) y, sobre todo, al miedo a que después de haber sufrido un infarto la actividad sexual pueda desencadenar otro.

En contra de lo que se cree, la continuidad de la actividad sexual incrementa de manera muy escasa el riesgo de sufrir un infarto agudo de miocardio o muerte entre las personas sanas de mediana edad (tan sólo es responsable de un infarto por cada 10.000 producidos) y algo más entre los individuos con riesgo coronario (responsable de un caso por cada 1.000 infartos producidos).

El esfuerzo físico que requiere la realización del acto sexual es, en general, de intensidad ligera-moderada y el gasto energético que requiere es similar a caminar un kilómetro en 15 minutos (en la fase previa al orgasmo) y subir después deprisa a un segundo piso por la escalera (fase del orgasmo). Si se compara el riesgo que tiene la actividad sexual con otras posibles situaciones que pueden desencadenar un infarto, resulta ser semejante al que supone una crisis de cólera o enfado, y desde luego muy inferior al que se corresponde con el ejercicio físico intenso, y esto es así tanto en personas sanas como en las que tienen problemas coronarios. Está demostrado que el factor que más influye en la prevención de un accidente coronario durante la actividad sexual es el estado de forma física, que depende de la práctica habitual de ejercicio físico.

Si han pasado de 6 a 8 semanas después del infarto y no han surgido complicaciones se puede reanudar la actividad sexual siempre con la previa información del cardiólogo.

La sexualidad en las personas que sufren diabetes

Los mecanismos por los que una enfermedad puede menoscabar la vida sexual son numerosos y conviene conocerlos. Están reconocidos como factores de riesgo la diabetes, hipertensión, dislipemias (elevación de los niveles en sangre del colesterol o los triglicéridos), estrés, una vida sedentaria, obesidad, tabaquismo y la toma abusiva de sustancias como alcohol, drogas, etc.

La diabetes es una alteración del metabolismo de los hidratos de carbono que se caracteriza por un aumento excesivo de la glucosa en sangre.

Existen dos tipos de diabetes, la diabetes Tipo I, que suele presentarse de manera brusca, en personas jóvenes y requiere tratamiento con insulina, y la diabetes Tipo II, que comienza de manera insidiosa, con pocos síntomas, habitualmente en personas mayores de 35 años y que suele tratarse con fármacos orales.

La diabetes Tipo II está muy relacionada con la obesidad y es más frecuente que provoque trastornos circulatorias, sobre todo cerebrales y cardíacas. También suelen asociarse en mayor medida a otras enfermedades como hipertensión y dislipemia (colesterol alto).

La diabetes, en cualquiera de su dos tipos, produce, dentro de los 10 primeros años de su diagnóstico, disfunción sexual en aproximadamente la mitad de los pacientes y según avanza la enfermedad la cifra aumenta. Los trastornos sexuales afectan sobre todo a la fase de excitación y provocan dificultades de excitación y de lubricación en la mujer, y disfunción eréctil en el hombre. Esta afectación de la excitación sexual en las personas con diabetes es más progresiva y grave que la que ocurre con otras enfermedades, y a lo largo de su evolución se le asocian trastornos de deseo y también en el orgasmo. A la acción negativa de la diabetes sobre la función sexual se suma la de otras enfermedades que suelen ser simultáneas como hipertensión, colesterol alto e incluso la toma de algunos medicamentos.

La disfunción eréctil, mal llamada impotencia, consiste en la incapacidad para obtener o mantener una erección apropiada hasta el final de la actividad sexual. En el hombre con diabetes es muy frecuente y tiene su origen en los trastornos circulatorios y neuropáticos que la enfermedad provoca, y si no se trata médicamente, aumenta con la edad y los años de evolución de la enfermedad. Con el tiempo, la disfunción eréctil genera pérdida de confianza en la propia capacidad para alcanzar la erección, temor a fracasar e incomunicación con la pareja, que podrá malinterpretar algunas conductas (suele pensar que ha perdido atractivo o que hay otra persona de por medio) y es fácil que se produzca un grave conflicto. Todo ello tiende a perpetuar la disfunción eréctil y a que se asocien trastornos del deseo y del orgasmo si no se realiza un adecuado tratamiento. La diabetes agrava y acelera los trastornos vasculares en el pene típicos del varón que envejece.

En la mujer con diabetes se han comprobado los trastornos del deseo, las dificultades en la lubricación vaginal y la anorgasmia. La disminución o ausencia de la libido o del deseo puede tener un origen psicológico (relaciones insatisfactorias, ansiedad, sentimiento de inferioridad, vergüenza, baja autoestima), pero también a menudo está relacionada con la enfermedad, debido a que los altos niveles de glucosa pueden ocasionar cansancio intenso, lo que conlleva descenso del deseo. El problema sexual más frecuente son las dificultades para obtener una adecuada lubricación por afectación de la excitación asociada a una falta de expansión vaginal, lo que conduce a unas relaciones coitales irritables y dolorosas (dispareunia) y que suelen acarrear disminución del deseo e incluso rechazo a las relaciones sexuales. La anorgasmia o incapacidad para alcanzar el orgasmo la produce la falta de lubricación y el coito doloroso. Un factor añadido que multiplica el rechazo sexual es la frecuente aparición de infeccione s vaginales, propiciadas por los elevados niveles de glucosa, que provocan molestias (mal olor, picor, sensación de suciedad).

La sexualidad en el hombre con problemas de próstata

La próstata es una glándula masculina situada debajo de la vejiga que recubre la uretra (conducto que comunica la vejiga con el exterior). Tiene el tamaño aproximado de una almendra, produce gran parte del líquido que se expulsa con la eyaculación y por ella circula la orina y el semen.

La próstata se contrae durante el orgasmo y durante la eyaculación descarga en la uretra el líquido prostático que se vierte al exterior junto con los espermatozoides producidos en los testículos y otros fluidos procedentes de distintas glándulas. Este órgano no juega ningún papel en el mecanismo de la erección del pene, pero tiene relación directa con los nervios implicados en ella.

A partir de los 40 años, el hombre puede tener problemas prostáticos; a los 50 años más de la mitad presentan síntomas y por encima de los 80 años afectan al 90%. La causa más frecuente de estos problemas es el adenoma de próstata, también conocida como hipertrofia benigna de próstata o tumor benigno, que provoca agrandamiento de dicho órgano y dificultad para orinar, a menudo muy severa. Se cree que su origen está relacionado con las hormonas masculinas (andrógenos), en concreto con la testosterona.

El tratamiento de los trastornos prostáticos suele repercutir en la función sexual. Por ello es muy recomendable, antes de comenzar, informarse, primero con el médico de familia y después con el urólogo. Es frecuente utilizar fármacos con efecto bloqueador de las hormonas sexuales masculinas, antiandrógenos, que pueden provocar una marcada disminución de la libido y disfunción eréctil, que una vez reconocidos y cuando la salud lo permita, pueden ser tratados por un sexólogo para recuperar lo perdido.

Después de cualquier intervención quirúrgica sobre la zona genital es frecuente que se produzca un fuerte impacto psicológico y ello puede acarrear trastornos sexuales de causa emocional como problemas de deseo, disfunción eréctil o insatisfacción sexual.

En ocasiones, con la toma de algunos medicamentos, en pacientes con diabetes y operados de próstata se produce eyaculación retrógrada, denominada así porque durante la eyaculación, el semen pasa a la vejiga en lugar de salir por la uretra; en el momento del orgasmo no se expulsa semen al exterior y se elimina después con la orina. Si la eyaculación retrógrada es debida a medicamentos, su suspensión suele restaurar la eyaculación normal, pero si es causada por cirugía prostática o diabetes no se suele corregir.

Conceptos sencillos sobre grasas y colesterol

- Los ácidos grasos saturados son sólidos.
- Los ácidos grasos insaturados y poliinsaturados son líquidos, pero cuando se someten al calor se convierten en saturados (un buen ejemplo es el aceite).
- Grasas trans: resultantes de añadir hidrógeno a las grasas vegetales, por lo que puede aumentar el colesterol....
- LDL-colesterol: conocido como colesterol "malo". Transporta el colesterol y lo deposita en las paredes arteriales.
- HDL-colesterol: conocido como colesterol "bueno". Retira el colesterol de las paredes arteriales y lo envía al hígado, desde donde se elimina.
- Los niveles de colesterol en sangre vienen determinados por la genética (se fabrica más o menos colesterol), y por la ingesta en la dieta.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Trastorno del deseo sexual hipoactivo

El Trastorno del deseo sexual hipoactivo ( TDSH) consiste en la ausencia reiterada y persistente de fantasías sexuales o interés para realizar algún tipo de actividad sexual. Tal y como explica la doctora Francisca Molero, vicepresidenta de FESS (Federación Española de Sociedades de Sexología), este tipo de alteración afecta tanto al ámbito de la pareja como a la esfera psicológica, creando mucha angustia a la persona que la sufre. El TDSH se define de ésta manera cuando no tiene una causa farmacológica o de tipo orgánico que lo pueda justificar. No obstante, también hay que tener en cuenta la etapa vital de la mujer y la relación de pareja que mantiene.
CAUSAS del TDSH:
Las causas que provocan este tipo de trastorno sexual son muy variadas. De hecho podemos hablar de causas multifactoriales, teniendo siempre en cuenta factores orgánicos, psicológicos y del entorno. Al definir esta alteración hablamos de aquellos motivos que tienen que ver más con la parte orgánica, como los de tipo hormonal, y también de los relativos a enfermedades diversas. La toma de según que fármacos también puede incidir y hacer que disminuya el deseo sexual. Lo mismo ocurre con los problemas de pareja y con la calidad emocional y sexual que mantenga con ésta. Por último no hay que olvidarse de causas como el estrés, la fatiga o las preocupaciones que, evidentemente, también tienen su influjo a nivel sexual.
TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO
La flibanserina es el principio activo que conforma el nuevo fármaco no hormonal que se presenta como solución al trastorno sexual del que hablamos. Los estudios pre-clínicos que se han realizado muestran que actúa a nivel de las vías serotoninérgicas, modulando su secreción e influyendo en las vías de la dopamina y la noradrenalina. Estos dos son los neurotransmisores cerebrales implicados en la respuesta sexual, y su alteración o desequilibrio puede provocar trastornos sexuales. Por tanto, una de las maneras de afrontar esta problemática es por medio de este medicamento que actúa a nivel de los centros cerebrales, modulando la serotonina.
DISFUNCIÓN SEXUAL FEMENINA
Los problemas de disfunción sexual femenina son cada vez más frecuentes. Lo cierto es que cada vez se consulta más y las mujeres que los padecen también se sienten más motivadas para preguntar a su ginecólogo. Estos profesionales son los que de forma natural reciben las consultas de este tipo, algunas veces coincidiendo con épocas vitales en la vida de sus pacientes como puede ser la menopausia. De todas formas hay que aclarar que la menopausia no es una causa del TDSH aunque sí un factor añadido que predispone a sufrirlo. Se vaticina que los casos de TDSH irán en aumento porque el perfil de mujeres que consulta va creciendo cada vez más. Por eso los ginecólogos deben estar motivados para buscar más información sobre el tema, ya que constituye todo un nuevo reto en su profesión.
SOLUCIONES POSIBLES
A parte del tratamiento comentado anteriormente también se deben tener en cuenta las terapias sexuales de tipo cognitivo conductual que dan muy buenos resultados. Sin embargo los especialistas tienen muchas expectativas con los fármacos que contienen flibanserina ya que su eficacia es muy alta y además ayudarán y mejorarán la eficacia de la terapia sexual para curar trastornos de ese tipo

miércoles, 26 de noviembre de 2014

¿Existe la eyaculación femenina?

El erotismo, el placer y la excitación suelen ser la antesala de la eyaculación; aunque no siempre son conscientes, todas las mujeres pueden experimentar esta respuesta sexual.

La  eyaculación es un parafenómeno de la respuesta sexual femenina como puede ser la sudoración o la contracción muscular intensa del suelo pélvico en el momento del orgasmo.

La uretra femenina mide 3 cm aproximadamente y en ese espacio hay unas 30 glándulas. El fluido está en lo que algunos autores denominan la "próstata femenina”, compuesta por las glándulas uretrales, parauretrales y el conducto de Skene.

Al contrario de lo que se puede pensar, no es ni orina ni líquido lubricante.  El fluido contiene antígeno prostático específico (PSA), que hasta ese momento solo se había encontrado en el hombre. Y, al tener la misma composición que las glándulas prostáticas masculinas, las femeninas emiten el mismo PSA.

Otro de los componentes químicos a destacar es la fosfatasa ácida e, inevitablemente comparte elementos de la orina. En cualquier relación sexual, tanto los fluidos del hombre como los de la mujer, se mezclan con los restos de orina que hay en la uretra.
 Diferencias con la eyaculación masculina. Las diferencias en contenido son muy notables. Así, el líquido seminal es muy rico en zinc, fructosa y albúmina, elementos que no están presentes en el fluido femenino, que tampoco contiene espermatozoides.
http://www.bubok.es/libros/236737/Urologia-para-la-pareja-Lo-que-toda-pareja-quisiera-que-le-explicara-su-urologo

Enfermedad Pélvica Inflamatoria

¿En qué consiste esta alteración?
La enfermedad inflamatoria pélvica (EIP) es una infección e inflamación que afecta al aparato reproductor femenino: útero,ovario y trompas de Falopio. Puede afectar a cualquier mujer sexualmente activa, siendo más frecuente entre mujeres jóvenes y en edad de procrear.
¿Se sabe cuál es la causa?
La enfermedad inflamatoria pélvica aparece cuando las bacterias de la vagina y el cuello uterino ascienden hacia el útero, los ovarios o las trompas de Falopio. Es una complicación grave de ciertas enfermedades de transmisión sexual (ETS), especialmente de la infección por clamidia y de la gonorrea. La infección por estas bacterias puede producir síntomas inespecíficos o no dar síntomas y pasar desapercibida. También se puede producir por  infecciones que no se transmiten sexualmente, como en el caso de vaginosis bacteriana (por alteración de la flora vaginal a causa de bacterias oportunistas).
¿Qué factores de riesgo predisponen su manifestación?
- Adolescentes sexualmente activas.
- Menstruación reciente. Durante la menstruación las alteraciones en el moco cervical facilitan la migración ascendente de las bacterias hacia la cavidad endometrial.
- Haber padecido previamente una enfermedad de transmisión sexual. 
- Tener múltiples compañeros sexuales, o una pareja que tiene relaciones sexuales con muchas otras personas. 
Procedimientos invasivos del aparato genital:
- Colocación o retirada de DIU.
- Duchas vaginales (alteran la composición de la flora vaginal y pueden      trasladar las bacterias desde la vagina hacia los órganos genitales internos superiores.)
- Partos o abortos.
¿Cuáles son los síntomas?
En la enfermedad inflamatoria pélvica, los síntomas pueden ser leves e incluso inexistentes, lo cual puede dificultar el diagnóstico precoz de la enfermedad:
- secreción vaginal anormal.
- dolor en abdomen.
- sangrado menstrual anormal.
- fiebre y escalofríos.
- molestias al orinar.
- náuseas y vómitos.
-dolor con las relaciones sexuales.
¿Qué complicaciones pueden aparecer?
La enfermedad inflamatoria pélvica puede producir problemas graves y a largo plazo:
- Infertilidad.
- Un 10 a 15% de las mujeres con enfermedad inflamatoria pélvica pueden quedar infértiles y, si la mujer tiene múltiples casos de enfermedad inflamatoria pélvica, aumentan las posibilidades de esterilidad.
- La enfermedad inflamatoria pélvica puede producir cicatrices y dañar las trompas de Falopio. Esto impide, tanto el movimiento normal de los óvulos hacia el útero como la llegada del  espermatozoide que no puede fertilizar el óvulo.
- Embarazo ectópico (embarazo donde el ovulo fertilizado empieza a desarrollarse en un lugar fuera de útero, por lo general en las trompas de Falopio), a consecuencia del tejido cicatricial provocado por la EIP que impide que un óvulo fecundado se desplace al útero.
- Dolor pélvico crónico. Dolor en la zona de la pelvis que dura 6 meses o más.
¿Cómo se diagnostica la enfermedad inflamatoria pélvica?
El diagnóstico se basa, por lo general, en hallazgos clínicos leves (dolor, secreción vaginal, fiebre,) junto con el antecedente de factores de riesgo.
Se debe realizar una buena historia clínica, analítica y exploraciones complementarias como ecografía o laparoscopia (observación de la cavidad abdominal mediante una lente) si fuera preciso.
¿Hay que tratar la enfermedad inflamatoria pélvica?
Sí, y lo antes posible. Cuanto más tiempo se tarde  en tratar la infección, mayor es el riesgo de tener complicaciones. El tratamiento de elección son los antibióticos, que son suficientes para eliminar la infección pero no solucionan las complicaciones.
Se recomienda hospitalizar a las mujeres  si:
- el diagnóstico no es definitivo.
- en caso de embarazo.
- se deben dar antibióticos por vía intravenosa.
- tienen náuseas, vómitos o  fiebre alta.
- sospecha de complicaciones.
Los compañeros sexuales de la mujer también deben recibir tratamiento.
El tratamiento temprano de las enfermedades de transmisión sexual puede prevenir la enfermedad inflamatoria pélvica. Para prevenirla se debería, es importante usar preservativo y limitar el número de compañeros sexuales.
En general, los síntomas de alarma son la úlcera genital; secrección con olor, sangrado entre periodos menstruales o ardor al orinar. Ante estos síntomas debe contactar con su médico.

sábado, 22 de noviembre de 2014

Eyaculación Precoz (conceptos clave para su conocimiento)


Hasta hace poco tiempo, la eyaculación precoz (EP) era un trastorno sexual casi desconocido, dado que la preocupación e interés por el placer y la satisfacción sexual tenía mucha menos relevancia en la vida de la pareja que la capacidad procreadora, y esto era mucho más manifiesto entre las mujeres.

Sin embargo, la revolución y el cambio vinieron de ellas. ¿La razón? Los cambios acaecidos a lo largo del pasado siglo XX con el acceso en masa de la mujer al mercado laboral y la aparición de los modernos métodos anticonceptivos. Ambos hechos han permitido alcanzar cuotas de independencia, tanto económica como sexual, siendo más reivindicativas en la búsqueda del placer y la satisfacción sexual. A partir de entonces, la EP “salió del armario”, convirtiéndose en uno de los problemas más frecuentes dentro del campo de la disfunción sexual masculina.

 A pesar de que la eyaculación precoz (EP) es una disfunción sexual masculina muy frecuente, los trastornos eyaculatorios todavía son una de las áreas menos estudiadas dentro del campo de las disfunciones sexuales. A menudo los pacientes son reacios a hablar de sus síntomas, por lo que muchos son infradiagnosticados e infratratados. Es fácil imaginar el impacto negativo que esta disfunción puede causar sobre la calidad de vida de estos pacientes y de sus parejas, además de dificultar o imposibilitar la función reproductiva.

Aquellos varones que padecen un escaso control eyaculatorio, y, especialmente si no son debidamente comprendidos por sus parejas sexuales, pueden acabar con un sentimiento general de fracaso, pudiendo desarrollar posteriormente una disfunción psicológica, a lo que se puede sumar una conducta de evitación sexual, discusiones de pareja, pérdida de la armonía de convivencia e, incluso, la ruptura de la relación con la consiguiente separación. La difusión sobre los avances en el conocimiento de la disfunción eréctil y la mejora en su manejo global han permitido que muchos pacientes consulten por este motivo, abriendo las puertas a la comunicación de trastornos eyaculatorios.

¿Pero qué se entiende por Eyaculación Precoz (EP)?

Según la Organización Médica de la Salud (OMS), la EP se define como la incapacidad para retrasar la eyaculación de forma suficiente como para disfrutar de la relación sexual, y se manifiesta tanto por la eyaculación antes o inmediatamente después de la penetración, como por la presencia de eyaculación en ausencia de suficiente erección como para posibilitar el coito. Esta situación no debe ser el resultado de una abstinencia sexual prolongada.

Otra definición de la EP nos la conceptúa  como un patrón de eyaculación persistente o recurrente durante la actividad sexual tras aproximadamente 1 minuto después de la penetración y antes de que se desee. Debe de estar presente durante al menos 6 meses y ocurrir en todas o casi todas (75-100%) de las ocasiones.

Sin embargo, el punto de mayor debate es cuantificar el tiempo de eyaculación necesario como para considerarla precoz, un factor que hasta ahora ninguna definición ha concretado claramente. Por todo esto se intentó hacer una definición de la EP no basada en la opinión de expertos, sino en estudios epidemiológicos. Así, la International Society for Sexual Medicine (ISSM) acuñó por primera vez una definición de la EP basada en la evidencia. Es la siguiente: la eyaculación precoz es una disfunción sexual masculina caracterizada por la eyaculación que siempre o casi siempre ocurre antes o aproximadamente un minuto después de la penetración vaginal, con incapacidad para retrasarla en todas o casi todas las penetraciones vaginales, y que se acompaña de consecuencias personales negativas como la aflicción, la incomodidad, la frustración y/o la evitación de relaciones sexuales.

Epidemiología

Entre los grandes estudios epidemiológicos efectuados en este campo cabe mencionar el Global Study of Sexual Attitudes and Behaviors (GSSAB), llevado a cabo mediante entrevistas telefónicas y personales, así como a través de cuestionarios autocumplimentados enviados por correo electrónico a más de 13.000 hombres de entre 40 y 80 años seleccionados de forma aleatoria y procedentes de 29 países diferentes. El GSSAB confirma que la prevalencia mundial de EP se sitúa en torno al 25-30%, con unas tasas relativamente similares en todos los países.

Según otro estudio realizado por el mismo grupo de
investigadores, en España la EP es la disfunción sexual más habitual en los hombres, con una prevalencia (número de pacientes) del 31%. Parecidos resultados se obtuvieron en el Premature Ejaculation Prevalence and Attitudes (PEPA), un estudio de escala internacional efectuado a través de una encuesta en Internet. Se recogieron datos de 12.133 hombres de entre 14 y 80 años y se obtuvo una prevalencia de EP del 22,7% (del 24% en Estados Unidos, el 20,3% en Alemania y el 20% en Italia), sin que se evidenciasen diferencias significativas entre las distintas edades para los hombres mayores de 24 años.

Grupos de diferentes países europeos señalan unas tasas de prevalencia equiparables: del 9% en hombres suecos de entre 18 y 74 años (con la siguiente prevalencia por edades: 4% para los de 18-24 años, 7% para los de 25-34 años, 8% para los de 35-49 años y los de 50-65 años, y 14% para los de 66-74 años), del 14% entre hombres daneses de 51 años, del 13% entre los hombres de 50 a 78 años en los Países Bajos y del 15% en franceses de 18 a 69 años (un 5% con eyaculación previa a la penetración y un 10% con EP tras la penetración). El estudio estadounidense National Health and Social Life Survey (USA-NHSLS) observa una tasa de prevalencia entre los hombres de 18 a 59 años de Estados Unidos del 31%; al clasificarla por edades, la prevalencia fue del 30% en los hombres de 18-29 años, del 32% en los de 30-39 años, del 28% en los de 40-49 años y del 55% en los de 50-59 años.

Según los estudios epidemiológicos disponibles, sólo un 10-25% de ellos solicitan atención médica.

Fisiología de la eyaculación

La eyaculación representa la fase final del ciclo de respuesta sexual masculina y constituye un complejo reflejo eyaculatorio en el que se distinguen dos fases: una primera fase de emisión, en la que el fluido seminal es depositado en la uretra posterior, y una segunda fase de expulsión de este fluido al exterior, que es propulsado de forma pulsátil.

Las contracciones propulsivas del músculo liso prostático, vasos deferentes y vesículas seminales permiten la fase de emisión. Esta dura de 5 a 20 segundos y se acompaña de una sensación de inminencia e inevitabilidad de la eyaculación.

 Durante la fase de expulsión se produce la contracción de los músculos bulboesponjoso, isquiocavernoso, que rodean al pene, y del elevador del ano, junto a la relajación del esfínter uretral externo para permitir la salida del esperma. Dura de 8 a 15 segundos y se acompaña, normalmente, de una placentera sensación psicofisiológica del orgasmo.

Dr. Fernando Monreal

Unidad de Patología Prostática y Salud Sexual.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

30 mitos sobre la sexualidad masculina

"El tamaño importa" es tal vez uno de los mitos más extendidos entre la población, pero está lejos de ser el único. Un estudio realizado por científicos de la Universidad Marmara, en Estambul (Turquía), demuestra que, en la actualidad, la sexualidad masculina está muy influenciada por un conjunto de afirmaciones sin ninguna base científica.

Para la investigación, los expertos realizaron un cuestionario a 167 varones de entre 18 y 67 años sobre sus creencias sexuales. En el formulario se les preguntaba acerca de 30 leyendas sobre la sexualidad masculina, además de sobre información relevante como edad, estado civil, nivel de estudios, empleo, lugar de nacimiento y primera relación sexual.
La sexualidad masculina va más allá de una simple erección, y hay multitud de factores como el estrés o la vida sentimental que pueden afectar al deseo sexual
La creencia más extendida entre los participantes del estudio fue que "ellos deben saber cómo satisfacer a una mujer" (77%), seguido de cerca por la que reza que "los hombres siempre quieren sexo" y siempre están dispuestos a tener relaciones (73%). Otros mitos fueron que "el coito es el principal objetivo de un encuentro sexual" (70%) o que "la erección es siempre un signo de excitación sexual" (65%). Más de la mitad de los encuestados afirmó que "la clave de un buen coito es un pene de gran tamaño" y que "cuanto mayor es el tamaño, más excitadas se muestran las mujeres".

También la mayoría consideró que una relación sexual "solo es buena si ambos miembros de la pareja llegan al orgasmo", y que "cuando los componentes de la pareja se aman, saben cómo proporcionar placer en el otro". Por último, de forma sorprendente, un 55% de los encuestados señaló que "las mujeres son las responsables de la disfunción sexual" en el hombre, de modo que ni el tratamiento ni la ayuda médica son efectivos para combatirla. Por otro lado, los mensajes menos populares fueron que "el hombre o la mujer no pueden negarse a tener relaciones sexuales" y que "el sexo oral es sucio".

Como curiosidad, casi un 70% de los participantes confesó que la información en la que se basaban para responder las preguntas provenía de consejos y conversaciones con amigos, seguida de un 16% de participantes cuya principal fuente de información fue el material erótico pornográfico. Solo un 13% afirmó que se apoyaba en material didáctico de revistas y televisión, y apenas un 2% obtuvo sus conocimientos sexuales a partir de sus padres.

Falsos mitos sexuales en el hombre

Hay numerosas opiniones sin base científica que pueden condicionar la vida sexual. Una de las ideas más difundidas es que el tamaño del pene influye en el placer de la mujer, siendo este mayor cuanto más grande es el miembro masculino. Sin embargo, está demostrado que las partes más sensibles de la mujer son también las más externas, entre las cuales destacan el clítoris y la entrada al conducto vaginal, por lo que un pene más grande no implica una mayor estimulación de esta zona.

Otra afirmación errónea muy extendida es que el hombre siempre está dispuesto al sexo. La sexualidad masculina va más allá de una simple erección, y hay multitud de factores, como el estrés o la vida sentimental, que pueden afectar al deseo sexual.

Otra falsa idea es que el alcohol es un estimulante sexual, y si bien puede provocar una desinhibición y facilitar el encuentro entre dos personas, también es un potente vasodilatador y un inhibidor del sistema nervioso central, por lo que su consumo puede dificultar la erección, la coordinación y los reflejos, además de dificultar la ejecución del coito.

Tradicionalmente ha habido numerosas leyendas alrededor de la masturbación. Se ha dicho que provoca disfunción eréctil, acné, ceguera, sordera, locura... No obstante, hace algunos años que los sexólogos lo han desmentido y han comprobado, además, que es una herramienta útil para la exploración sexual y la satisfacción personal.

También preocupa a muchos varones que la vasectomía les reduzca el apetito sexual; sin embargo, tan solo es una simple intervención quirúrgica que impide la salida de los espermatozoides durante el acto sexual, y no tiene ninguna influencia sobre el deseo.

Por último, el punto G masculino es otro de los temas tabús. En los últimos años se ha descubierto y demostrado que el hombre tiene un punto G, de sensibilidad extrema, y que de ser estimulado, puede desencadenar orgasmos. Se trata, sin ir más lejos, de la próstata, una pequeña glándula del sistema reproductor en forma de nuez que participa en la producción del esperma.

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Infecciones vaginales

¿Son muy frecuentes las infecciones vaginales?
Sí, es una de las patologías más habituales en las consultas uro-ginecológicas y de medicina general. El 30% de las mujeres que acuden a las consultas las sufren o se quejan de ellas.

¿Son más frecuentes en verano?  
En esta época del año son más frecuentes las recurrencias, debidas a alteraciones del pH vaginal, más habitual en verano por la humedad de los bañadores, el cambio de la alimentación en vacaciones o los viajes. Pero el pH se altera también por muchas otras causas, como utilizar compresas.

¿Qué sucede?
En la vagina habitan microorganismos vivos que, cuando hay un equilibrio de las condiciones del medio vaginal, protegen contra las gérmenes externos. Cuando se altera el pH, se desarrollan más infecciones externas y hay más posibilidades de que esos mismos microorganismos irriten y provoquen síntomas vaginales muy molestos. Este segundo supuesto ocurre en las vaginosis bacterianas y las vaginitis por hongos.

¿Cuáles son las más comunes? ¿Y sus principales microorganismos?
Las más frecuentes son las vaginosis bacterianas, seguidas de la candidiasis, que es la segunda causa de vaginitis. En cuanto a los microorganismos que las provocan, son la "Gardnerella vaginalis" y los hongos como la "Candida albicans".

¿Cuáles son los síntomas por los que una mujer puede sospechar que tiene una infección y acudir al médico?  
Los síntomas de vaginitis inducen cambios en el aspecto del flujo de la vagina, en su color y espesor, picor en la vulva, escozor vaginal, sequedad al utilizar tampones y molestias en las relaciones sexuales.

Si se tarda en consultar al médico, ¿cuáles son las consecuencias?
En general, se consulta bastante rápido por estos síntomas y no hay grandes consecuencias sobre el estado de salud de la mujer, aunque pueden ser muy incómodos. Uno de ellos es el dolor en las relaciones sexuales, ya que la mujer sí tarda más en consultar al médico los aspectos relacionados con el sexo.

¿Estas infecciones suponen un riesgo en el embarazo?
Una de ellas, la vaginosis bacteriana, se ha relacionado con partos prematuros. A pesar de que esta asociación todavía no ha quedado bien demostrada, en algunas comunidades autónomas ya se realiza un test de vaginosis bacteriana, ante este posible riesgo.

¿Se pueden sufrir de manera crónica?  
A menudo, se cronifican. El escollo de estas infecciones es su repetición. Consisten en eso, en una alteración del medio vaginal que, si no se controla, se desarrolla de nuevo. A pesar de haberse tratado de manera correcta, hasta un 28,3% se repite. En ocasiones, se debe al propio tratamiento de la enfermedad, que induce a alteraciones del ecosistema vaginal. Por eso, después de los antibióticos, se recomienda utilizar tratamientos probióticos que contienen lactobacilos (microorganismo responsable del equilibrio vaginal). Los tratamientos probióticos equilibran el medio de la vagina para evitar la recurrencia.

¿Cómo se administran estos probióticos?
Para el tratamiento de las infecciones vaginales se administran, una vez finalizada la pauta antibiótica, por medio de un óvulo o en cápsulas que se introducen dentro de la vagina.

¿Durante cuánto tiempo?
Si las infecciones son muy recurrentes, se utilizan los probióticos, primero al finalizar el tratamiento antibiótico, de ocho a diez días, y después, tras cada ciclo menstrual, ocho o diez días durante tres o cuatro ciclos.

Cuando una mujer tiene una infección vaginal, ¿también hay que tratar a su pareja? ¿Sirven los probióticos?
Los probióticos están ideados para evitar la recidiva (reaparición) causada por los mecanismos de la propia vagina cuando se desequilibra, por lo que no sirven para ellos. Pero hay otro tipo de infecciones que exigen tratar a la pareja: las recidivas por hongos, que son típicas en los hombres con diabetes, con más problemas de candidiasis, o las provocadas por trichomonas. En estos casos, siempre hay que tratar a la pareja.

¿Ya están disponibles estos tratamientos?
Lo están y ya se utilizan.  Además, pronto saldrá al mercado un producto novedoso, un tampón higiénico que llevará el probiótico dentro, incorporado.

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Primeras señales de la incontinencia urinaria

Los síntomas de la incontinencia son desde una fuga leve hasta una salida abundante e incontrolable de orina.

La incontinencia urinaria se define como "cualquier pérdida involuntaria de orina que provoca algún tipo de molestia o problema, acompañada o no de sensación urgente de miccionar". Aunque durante el envejecimiento se dan diversos cambios fisiológicos que la favorecen, también puede ser un síntoma que enmascare alguna afección oculta que hay que estudiar.

Los síntomas pueden ser desde una fuga leve hasta una salida abundante e incontrolable de orina. Aunque hay diferentes tipos, la mayoría de los problemas ocurren cuando los músculos están demasiado débiles o demasiado activos.
  • Por esfuerzo: los músculos y ligamentos que mantienen el cuello de la vejiga cerrada se debilitan y se producen pérdidas de orina al estornudar, reír o levantar objetos pesados.
  • De urgencia: el músculo de la vejiga (detrusor) está demasiado activo (vejiga hiperactiva) y es posible que la persona afectada sienta una fuerte necesidad por ir al baño a orinar.
  • Mixta: cuando se da una combinación de los dos tipos anteriores.
  • Por rebosamiento: en la que se producen pequeñas pérdidas tanto por el día como por la noche. La vejiga, por la debilidad del músculo o por obstrucción (próstata), no se vacía del todo y provoca que se llene al máximo y, cuando hay un aumento de presión en el abdomen, se escapan pequeñas cantidades.
Hay antecedentes que favorecen la incontinencia, como embarazos, partos traumáticos, intervenciones ginecológicas o cirugía de próstata; o problemas médicos como Parkinson, afección de la médula espinal, diabetes mal controlada, insuficiencia cardíaca, infecciones urinarias, estreñimiento, demencia, infartos cerebrales o hidrocefalia. El consumo de algunos medicamentos, como diuréticos, hipnóticos, antidepresivos, antipsicóticos, calcioantagonistas, anticolinérgicos u opiáceos, entre otros, también pueden provocarla.

Convivir con la incontinencia urinaria

Aunque hay tratamientos médicos para la incontinencia urinaria, los especialistas lanzan algunos consejos para minimizar la afectación a la vida diaria:
  • Cuidar la piel de alrededor de la uretra: hay que limpiar la zona justo después de orinar, para evitar irritación e infecciones. En el mercado se comercializan limpiadores cutáneos específicos. Es recomendable la higiene diaria con agua caliente y de forma suave, para no dañar la piel; y, tras el baño, utilizar crema protectora y humectante.

  • Dieta saludable y ejercicio: consumir alimentos saludables, hacer ejercicio regular y mantener un peso adecuado. También es aconsejable beber mucha agua, porque contribuye a minimizar el mal olor y, aunque parezca una contradicción, tomar más líquido puede incluso ayudar a reducir el escape. Sin embargo, es mejor abstenerse de beber entre dos a cuatro horas antes de acostarse. Y evitar siempre las bebidas frías, pues favorecen los espasmos o contracciones involuntarias de la vejiga (Incontinencia de urgencia). También debe de evitarse la cafeína y el alcohol.

  • Controlar la necesidad de orinar: hay ejercicios que pueden favorecer una reducción de los escapes de orina, como el entrenamiento de vejiga para prolongar el tiempo entre visitas al baño, mejorar el control sobre la necesidad imperiosa de orinar y aumentar la cantidad de orina que puede retener la vejiga. Primero hay que preguntar al médico sobre cómo empezar un programa de entrenamiento de la vejiga, ya que él es quien puede ayudar a crear un plan adecuado. El entrenamiento puede llevarse a cabo de diferentes maneras:
    1. Ejercicios de Kegel: actividad que contribuye a fortalecer los músculos que se usan para detener el flujo de orina.
    2. Retraso de la orina: ejercicios para aprender a posponer la orina cuando se siente la necesidad imperiosa de orinar. Se empieza intentando retener la orina durante cinco minutos cada vez que se siente una necesidad imperiosa de orinar. Cuando resulte fácil esperar los cinco minutos, entonces se aumenta el tiempo a diez minutos y, así, progresivamente hasta que se logre orinar solo cada tres o cuatro horas.

  • Idas al baño programadas: algunas personas controlan la incontinencia yendo al baño según un programa de horas establecidas, con independencia de si siente la necesidad imperiosa o no.
Las opciones terapéuticas disponibles van desde medicamentos o dispositivos médicos, hasta la cirugía. El tratamiento dependerá siempre de la incontinencia que se sufra y de la causa desencadenante.

Más información en: http://www.bubok.es/libros/236737/Urologia-para-la-pareja-Lo-que-toda-pareja-quisiera-que-le-explicara-su-urologo

jueves, 13 de noviembre de 2014

Actividad sexual e infarto agudo de miocardio

Se estima que 4/1.000 varones al año sufrirá un infarto de miocardio (IAM). Afortunadamente, de estos, menos de un 1% ocurrirán durante la actividad sexual.

Esta asociación es debida a que la actividad sexual requiere de una actividad física de grado ligero-moderado. Esto se traduce en un aumento de la frecuencia cardíaca y de la tensión arterial. La actuación de estos factores sobre una placa arteriosclerótica coronaria vulnerable puede desencadenar su... ruptura. La exposición de su contenido a la circulación y la activación de la coagulación puede desencadenar la oclusión aguda de una arteria coronaria, que es la base del infarto.

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domingo, 2 de noviembre de 2014

Las Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS), en aumento

"Todas las ETS , absolutamente todas, están aumentando de forma progresiva y continuada"

Según datos recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se infectan 448 millones de personas en todo el mundo de cuatro enfermedades sexuales curables: clamidia, sífilis, gonorrea y tricomoniasis. Por ejemplo, las cifras de la clamidia en España, según los últimos datos apuntados por los expertos, rondan los siete-ocho casos por 100.000 habitantes. Por su parte, los casos que aparecen al año de gonorrea son de cinco a 10 episodios por cada 100.000 habitantes, cifra que no desentona con la incidencia en Europa.
Lo mismo que el virus del papiloma humano (VHP, por sus siglas en inglés), que en España ocupa el mayor número de las consultas de ETS. Puede manifestarse de muchas maneras, pero en forma de verrugas genitales son sin duda la más frecuente.
El motivo del aumento de estas ETS tiene un claro 'culpable': la relajación en cuanto a los métodos de protección. La gente se ha relajado principalmente porque la incidencia del sida ha disminuido considerablemente en los últimos años gracias a los nuevos tratamientos que existen. Es una enfermedad que afortunadamente somos capaces de controlar y por ello la gente ya no le tiene miedo y, además, ya no tiene el estigma a nivel social que tenía antes, sobre todo entre los hombres que tienen sexo con hombres.
Por ello, es muy importante concienciar a la sociedad en general de la importancia de usar medidas de protección y "de evitar las sustancias tóxicas", ya que según diferentes estudios, la ingesta de alcohol o de drogas aumenta la probabilidad de tener una relación sexual de riesgo.

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sábado, 18 de octubre de 2014

Liquen escleroso de pene

El liquen escleroso es una dermatosis crónica caracterizada por la presencia de placas blancas atróficas bien definidas, que afecta fundamentalmente a la piel de la región anogenital de ambos sexos. Su prevalencia –número de casos-, se estima en 1 de cada 300 a 1000 individuos, siendo más frecuente en mujeres (en una proporción de 10/1), y se da, de forma preferente, en la franja de edad de los 40 a 60 años.

En el varón afecta con más frecuencia al glande y la superficie interna del prepucio. En algunos casos puede afectar al meato uretral –el orificio por donde la orina sale al exterior-, y la uretra.

En los pacientes no circuncidados, con el tiempo, la piel de la placa se atrofia y se forma una banda escleroatrófica, compresiva, a 1-2 centímetros del extremo distal del prepucio. Cuando el proceso escleroatrófico progresa, el prepucio engrosado queda fijo y no puede retraerse, originando un anillo de fimosis. En esta fase, al liquen escleroso también lo denominamos balanitis xerótica obliterante.

Aunque se desconoce su causa de origen –etiología-, está descrita la asociación con otras afecciones de carácter autoinmunitario, como el vitíligo, lupus eritematoso, tiroiditis de Hashimoto, alopecia areata, etc.


El tratamiento suele ser a base de pomada de corticoide (propionato de clobetasol), o cirugía (circuncisión).

sábado, 4 de octubre de 2014

¿A qué es debida la Disfunción Eréctil?

Múltiples pueden ser las causas, por lo que podemos clasificarlas en:
1.- Causas de origen orgánico:
a) Enfermedades del corazón y de las arterias, que van a hacer que la sangre llegue con más dificultad al pene. Así, sabemos que la hipertensión arterial, incluso algunos de los medicamentos que sirven para tratarla, pueden originar un problema de disfunción eréctil. Aquí también podemos incluir al tabaco, como agente perjudicial para las arterias, pues en el momento en que se está fumando, se produce ya una contracción de las mismas. Con el tiempo, será un factor decisivo para la formación de la arteriosclerosis (placas de ateroma en las paredes internas de las arterias, que van a disminuir su luz, y por lo tanto el flujo de sangre). Se estima que tienen un 50% más de riesgo, de padecer disfunción sexual, que los no fumadores.

b)Traumatismos, Cirugía y Radioterapia, sobre el suelo pélvico, ya que pueden afectar a los nervios que intervienen en el proceso de la erección. Varones con cáncer de próstata tratados con radioterapia, tendrán disfunción eréctil entre un 50% y 80% (30% al 50% en la Braquiterapia o radioterapia interna). Hoy en día, los tumores prostáticos tratados mediante cirugía laparoscópica y robótica, pueden permitir conservar la erección, al realizarse una preservación selectiva de los nervios que intervienen en dicho proceso. En la cirugía abierta clásica, los nervios erectores son muy difíciles de respetar, debido a su pequeño tamaño, por lo que la disfunción eréctil aparece prácticamente en la totalidad de los casos.

En la cirugía de la Hiperplasia Benigna de Próstata, cuando se realiza vía abierta, la frecuencia de disfunción eréctil puede alcanzar el 16%, frente a un 10% de la resección transuretral –a través de la uretra-. Cuando la cirugía es la Fotovaporización prostática con técnica Láser Verde, la presencia de disfunción eréctil se minimiza, hasta el punto de no haber diferencias estadísticamente significativas entre antes y después de la cirugía.

También es frecuente en la cirugía abdominal de aorta (aneurismas), y en la cirugía colorrectal.

c)Enfermedades endocrinas, como puede ser la Diabetes. Se considera que, entre un 40% y un 90% de los diabéticos mal controlados presentan disfunción eréctil (multiplica por tres el riesgo de padecerla). En ocasiones, ésta es el primer síntoma de la diabetes mellitus.

La disfunción eréctil debe ser considerada como síntoma centinela de la enfermedad cardiovascular, pues asociada a la diabetes multiplica por 14 el riesgo de sufrir enfermedad coronaria.

Excesos de colesterol en sangre (hipercolesterolemia) y de triglicéridos (hipertrigliceridemia), pueden favorecer también la presentación de arteriosclerosis, que como ya hemos visto, nos va a disminuir el flujo de sangre arterial al pene.

        En este apartado, tendremos que incluir a las alteraciones hormonales, entre ellas, la disminución de testosterona, que es la hormona masculina por excelencia, y cuyo déficit origina una entidad clínica conocida como andropenia, andropausia o menopausia masculina, o hipogonadismo de inicio tardío, como actualmente se la denomina.

        Teniendo en cuenta que la erección es un mecanismo vascular, los niveles bajos de testosterona podrían favorecer la aparición de disfunción eréctil de origen vascular. Por otra parte, se ha observado una importante asociación entre las erecciones nocturnas y la testosterona, mientras que la relación entre los niveles de testosterona y la capacidad para obtener una erección suficiente para la penetración es más débil.

        Se ha descrito la existencia de disfunción eréctil hasta en un 80% de los varones con alteración de la función del tiroides, tanto por exceso –hipertiroidismo- (que también se relaciona con la eyaculación precoz), como por defecto –hipotiroidismo-.

       
d) Enfermedades Neurológicas: entre ellas se encuentran el       Parkinson (hasta en un 50%), la esclerosis múltiple (llega incluso al 70%), la demencia senil, el Alzheimer, la depresión, las hernias discales de localización lumbosacra, etc.

a)   Otros trastornos: uno de ellos puede ser la aparición de
placas de fibrosis en el pene, que van ocasionar incurvación del miembro en el momento de la erección, e incluso impotencia. Esta enfermedad, es conocida como Peyronie, en honor del médico francés que la describió, y de momento desconocemos a qué es debida, pero se sabe que afecta al 4% de los hombres alemanes de más de 50 años, y al 7% de los varones italianos que acuden al médico de cabecera, por cualquier causa.

El síndrome de apnea-sueño se asocia en un 48% con impotencia. La desaparición de las erecciones nocturnas, evitan la oxigenación del tejido eréctil, y se considera un factor de mal pronóstico.

El ciclismo practicado de forma intensiva, favorece la disfunción eréctil, motivada por la compresión crónica de nervios, venas y arterias de la zona perineal y genital.

2.- Causas de origen psicológico: ansiedad y stress, especialmente en este mundo tan competitivo, no podemos decir que sean factores que faciliten las relaciones sexuales, sino todo lo contrario; son, sin lugar a dudas, factores que van a bloquear el mecanismo de la erección. Posteriormente, el miedo a “fallar”, va a reiterar este bloqueo, y aumentará o perpetuará la ansiedad; será la “pescadilla que se muerde la cola”. Y sin embargo, una sexualidad vivida en armonía, entra dentro del concepto de calidad de vida.

3.- Causas de origen tóxico: como puede ser el tabaco.  Según un estudio británico, alrededor de 120.000 ingleses entre 30 y 50 años, sufren problemas de erección, relacionados con el consumo de tabaco. El tabaco multiplica por dos la posibilidad de presentar disfunción eréctil, moderada o completa. Un meta-análisis realizado en 2001, demostró una prevalencia –número total de casos- de fumadores, de un 40% entre los casos de disfunción eréctil, respecto al 28% de la población general. Por lo tanto, los hombres que quieran disfrutar de su vida sexual, deberían evitar encender un cigarrillo, sabiendo que el tabaco es el origen de numerosos casos de impotencia.

El alcoholismo crónico también puede ocasionar impotencia, al alterar la función del hígado, con lo que se aumentan los niveles en sangre de estrógenos – hormonas sexuales femeninas - y, se disminuye la testosterona – hormona sexual masculina -. También puede producir alteraciones en los nervios periféricos, como los que van al pene y, afectar incluso a los testículos.

La encuesta SOFRES/Upjohn, realizada en 1994, vino a decir, que los tres primeros factores que influyen en la aparición de la disfunción eréctil son: un problema afectivo con la pareja (23%); problemas de salud (21%); y problemas laborales (16%).
 
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Vasectomía sin bisturí: nociones básicas

Se trata de una técnica quirúrgica especial, en la que se utilizan dos pinzas diseñadas por un médico chino (Dr. Shunquiang Li), que evitan realizar incisión -corte en la piel-, no precisando posteriormente dar puntos. Además de estas ventajas, al no haber corte no hay prácticamente sangrado; incluso se precisa menos anestesia y, el postoperatorio es mucho más “llevadero” (10 veces menos frecuencia de complicaciones).

        Esta técnica fue introducida en Occidente por el Dr. Marc Goldstein, en 1985. En la actualidad, es el procedimiento de elección por la American Urological Association.

¿Es efectiva?

        En líneas generales se habla de una efectividad del 99%.
Existe una remota posibilidad de repermeabilización espontánea de los deferentes.

¿Es reversible?


        Aunque el procedimiento se realiza, con la finalidad de que sea un método anticonceptivo definitivo, bien es cierto, que puede ser reversible, mediante otra técnica quirúrgica más compleja, con microcirugía, como es la Vaso-vasostomía, o unión de los dos cabos de los deferentes. En el 80-90% de los varones a quienes se revierte la vasectomía, habrá espermatozoides en el semen, pero sólo el 30-40% logrará el embarazo deseado. La explicación a este hecho, es que tras la vasectomía se producen anticuerpos contra los propios espermatozoides.

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¿Qué entendemos por Criptorquidia?

También conocida como maldescenso testicular, es la anomalía más frecuente del tracto genitourinario en niños (1%). En prematuros menores de 30 semanas, esta cifra puede llegar incluso al 30%.

        Es más frecuente en el lado derecho (70%), y puede ser bilateral entre un 10 y 20% de los casos. En un 3% es debido a que no existe testículo.

        Existen dos grandes grupos de maldescenso testicular:

a)   Testículo no palpable: no se encuentra el testículo, bien porque no existe o porque es inaccesible a la palpación por estar en el abdomen (conocido como testículo intraabdominal).

b)  Testículo palpable: se evidencia el testículo, pero está fuera del escroto (que es su correcta ubicación). Dentro de este gran grupo los podemos a su vez clasificar en:

·        Testículo no descendido palpable: situado en el trayecto normal de descenso testicular, pero sin lograr hacerlo, o que si lo hace, al soltarlo, vuelve a subir inmediatamente.
·        Testículo ectópico: se encuentra fuera de la bolsa escrotal y del trayecto normal de descenso testicular.
·        Testículo retráctil (o en “ascensor”): de localización inguinal que, con maniobras manuales, se puede llegar a descender, pero que nuevamente, tras un reflejo cremastérico (músculo del escroto), puede volver a ascender.
·        Testículo ascendido: es el testículo que estuvo en el escroto en los primeros años de vida, y que, posteriormente, ascendió al canal inguinal.