domingo, 10 de agosto de 2014

El SIDA: 33 años después

El SIDA: 33 años después

En junio de 1981, Michael Gotlieb publicaba la descripción de los primeros casos de SIDA. Han pasado 30 años desde entonces. Probablemente no haya otro virus mejor conocido que el VIH (virus de la inmunodeficiencia humana), causante de tan temida enfermedad.

Un informe publicado en 2003 por la OMS (Organización Mundial de la Salud), reconocía que en catorce países africanos los niveles de mortalidad infantil eran mayores que en 1990. La principal causa de esta regresión era el SIDA.

España fue el país con más sida de Europa durante la década de los noventa. Esta epidemia de SIDA fue sobre todo la consecuencia del uso intravenoso de heroína, y del intercambio de jeringuillas entre varios usuarios. Varios miles de heroinómanos, enfermos de SIDA, fallecieron por la enfermedad. Este suceso propició un cambio de hábitos y, el mayor uso de cocaína, siendo España el país de Europa con mayor consumo de ésta droga.

En 1996 se cuantificó la carga viral y se dispuso de un tratamiento combinado de alta efectividad que, aunque no conseguía erradicar el virus del organismo enfermo, servía para mantenerlo a raya.

El SIDA era antes rápidamente mortal, mientras que ahora se ha convertido en una enfermedad pseudo-crónica. Pero el tratamiento de mantenimiento que debe seguirse de por vida es caro y, sólo está disponible en los países más ricos, pero donde más falta hace es en África. Así, sólo uno de cada diez enfermos africanos puede disponer de tratamiento.

Se ha criticado que se ha invertido mucho más en tratamiento que en prevención. Desarrollar los nuevos fármacos antivirales ha costado mucho dinero, y se ha llevado la mayor parte en las inversiones realizadas para luchar contra el SIDA. Continuamente han ido apareciendo resistencias y toxicidades, y esto ha complicado y encarecido los tratamientos. La prevención ha sido el hermano pobre.

Un infectado tarda unos diez años en convertirse en enfermo de SIDA. Mientras tanto es un portador sano que puede infectar, pero habitualmente, ni él ni sus contactos, suelen saberlo. Los portadores sanos son la gran pesadilla para el control de las enfermedades transmisibles.

Se estima que ahora el 80% de las nuevas infecciones se deben a transmisión sexual. También han aumentado el número de casos de sífilis y gonorrea. La causa de la enfermedad es un virus, pero la causa de la epidemia es un comportamiento que consiste en los frecuentes cambios de pareja sexual.

Es obvio que si cada año siguen produciéndose cinco millones nuevos de infecciones en el mundo, y las personas infectadas deben recibir un tratamiento caro de por vida, no es posible la sostenibilidad del tratamiento, y menos en los tiempos de crisis económica que corren. No hay sistema sanitario que pueda costearlo.


Es por tanto, en la prevención, donde hay que hacer hincapié para controlar no sólo al VIH sino al resto de virus causantes de enfermedades de transmisión sexual. Y esta prevención es un papel, no sólo de las autoridades gubernamentales, sino de todos nosotros.

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