martes, 3 de marzo de 2015

Infecciones urinarias: nociones básicas.

La orina normal no contiene bacterias (gérmenes), pero las bacterias se encuentran normalmente cubriendo toda la piel y además se encuentran en gran número en las materias fecales y en el ano. En la mujer el orificio de la uretra esta a pocos centímetros del ano por lo que las bacterias tienen mas facilidad para penetrar en el aparato urinario, llegar a la vejiga y producir una infección e inflamación llamada cistitis (infección de la vejiga).

Si las bacterias suben hasta los riñones por los ureteres puede producirse una infección de los mismos llamada pielonefritis. La infección de los riñones es mucho menos frecuente pero más severa que la cistitis.

Cuando se produce una cistitis, el interior de la vejiga se vuelve rojo e irritado lo mismo que sucede con la garganta cuando usted tiene un constipado. La irritación de la vejiga puede causar dolor en el vientre y usted tendrá una necesidad urgente de ir a orinar, aunque solo pueda hacer unas pocas gotas que al salir le producen quemazón. La orina puede tener un olor desagradable y en ocasiones notará que tiene sangre (hematuria). También puede tener escape de orina.

La infección de los riñones (pielonefritis) produce dolor en la espalda y fiebre y si la infección no se trata rápidamente las bacterias pueden pasar a la sangre y causar una infección muy severa que puede ser mortal y que se llama sepsis. Para el control y tratamiento correcto de un paciente con sepsis se debe ingresar en una unidad de cuidados intensivos.

La duración del tratamiento dependerá del tipo de infección y de la importancia de la misma. Si la infección es una cistitis muy probablemente con 2-3 días de tratamiento con antibióticos por boca serán suficientes, mientras que si se trata de una pielonefritis o prostatitis el paciente debe ser ingresado durante 2-3 días para administrar los antibioticos directamente en una vena y continuar luego de ser dado de alta con antibióticos por vía oral durante unas 3 semanas para asegurarnos que los gérmenes han sido eliminados del riñón (pielonefritis) o de la próstata (prostatitis).

Pese a la realización de un tratamiento correcto, la desaparición de todos los síntomas de infección puede tardar varios días. Es muy importante tomar los antibióticos durante el tiempo indicado por su medico y no suspenderlo en cuanto han desaparecido las molestias que tenía.

Láser en Urología

La fotovaporización con láser de la próstata es un nuevo procedimiento quirúrgico mínimamente invasivo para el tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata (HBP). La HBP consiste en el desarrollo de un tumor benigno, también conocido como adenoma de próstata, que crece hacia la uretra obstruyéndola, condicionando la aparición de síntomas molestos relacionados con la micción.

Los tratamientos tradicionales de la HBP utilizados durante los últimos 50 años han sido la prostatectomía quirúrgica abierta (con incisión, para próstatas grandes) y la resección transuretral de próstata (un procedimiento sin incisión, realizado a través de la uretra del pene, cuando las próstatas son pequeñas). Ambos tratamientos consiguen la extirpación del tejido prostático anómalo y alivian la obstrucción uretral motivada por el crecimiento benigno del tejido prostático. Ambas técnicas tradicionales conllevan un riesgo significativo de complicaciones y requieren una hospitalización de entre 3 y 10 días.

En la clínica Mayo, Rochester, EE.UU. se ha desarrollado una nueva opción de tratamiento que utiliza un generador láser muy sofisticado en la que el tejido prostático sobrante se vaporiza con un haz de luz láser: La vaporización fotoselectiva de la próstata con láser KTP.

Este procedimiento de vaporización fotoselectiva de la próstata con láser KTP es un avance importante en el tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata. Su eficacia y seguridad se han demostrado en estudios científicos realizados en EE.UU. con más de cinco años de seguimiento de los pacientes operados con este nuevo método.

El procedimiento es mínimamente invasivo y ofrece los mismos resultados a corto y largo plazo que las opciones quirúrgicas más agresivas, como la resección transuretral de próstata (RTUP) y la prostatectomía quirúrgica abierta.

Es una técnica sin pérdida de sangre, por lo que se puede operar a pacientes con enfermedades acompañantes, (enfermedades cardiacas, hipertensión, diabetes, etc.) que presentan un elevado riesgo quirúrgico con las técnicas tradicionales.

Se realiza de forma ambulatoria, el alta se produce a las 3 o 4 horas tras la intervención y los pacientes pueden abandonar la clínica en unas pocas horas. La mayoría de los pacientes no requieren la utilización de sonda, debido a que el tejido obstructivo se vaporiza por completo y porque no se produce inflamación. Normalmente no se experimenta dolor, sangrado en la orina u otros efectos asociados habitualmente con las otras opciones de tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata.
Es conveniente no hacer esfuerzos físicos en las dos semanas posteriores a la intervención, esta es la única limitación y se puede recuperar la actividad normal al día siguiente. Lo habitual es que se pueda volver a trabajar el segundo día tras el procedimiento.