domingo, 12 de julio de 2015

Conceptos básicos sobre el cólico nefrítico

La litiasis  renal (“mal de piedra”, como la etiquetaba el prestigioso urólogo, don Antoinio Puigvert) es la tercera patología urológica más frecuente, tras las infecciones y la patología prostática. Solamente en España la prevalencia es del 5%, siendo más frecuente en hombres que en mujeres, con una relación de 1.6/1.

Y entre los factores predisponentes se encuentran: a) los meses cálidos; b) baja ingesta hídrica (se aconseja un mínimo de 1.5 litros al día); c) dietas pobres en calcio, pues este mineral actúa a nivel intestinal uniéndose al oxalato (la composición más frecuente de las litiasis es de oxalato cálcico) e impidiendo su absorción; d) aumento de ingesta de proteínas animales (dietas hiperproteicas); e) dietas ricas en sal (cuidado con los alimentos procesados), pues contribuyen a la hipercalciuria -exceso de calcio en la orina-; f) antecedentes familiares (multiplican por tres el riesgo de padecer litiasis renal); g) obesidad; h) diabetes mellitus e hipertensión arterial; i) hipercalcemia –exceso de calcio en sangre-; j) hipertirodismo; k) gota (multiplica por dos el riesgo de piedras en los riñones, tanto de ácido úrico como de oxalato cálcico); l) otras causas menos frecuentes.

Y cuando una piedra del riñón sale del mismo y comienza a desplazarse a través del uréter, puede causar obstrucción a la salida de orina, por lo que esta se estanca, dilata la vía urinaria renal, y ocasiona el dolor intenso y agudo que conocemos como cólico nefrítico (y quienes lo han sufrido saben de qué hablo).

Como digo, el síntoma principal del cólico de riñón es el dolor, que suele ser de tipo cólico (generalmente dura entre 20 y 60 minutos), de inicio súbito, muy intenso, y que no mejora con el reposo. Se localiza en la fosa lumbar (donde todos nos tocamos refiéndonos a la situación del riñón) y se irradia hacia abajo siguiendo el trayecto ureteral hasta la vejiga, genitales externos, e, incluso la cara interna del muslo.

La irradiación del dolor orienta sobre la localización del cálculo, de tal manera que: 1) si la piedra está alojada en el tercio superior del uréter, el dolor tiende a irradiarse al testículo en el hombre y labios mayores en la mujer; 2) si se encuentra en su tercio medio, el dolor puede confundir con una  apendicitis o una diverticulitis; 3) si está en tercio inferior del uréter, puede dar escozor al orinar, aumento de la frecuencia miccional…

Afortunadamente, cerca del 75% de las piedras serán eliminadas de forma espontánea (y esto depende, en gran medida, de su tamaño).

Pero, para prevenir su recurrencia habrá que aumentar  la ingesta de líquidos (sabemos que disminuye su incidencia hasta en un 60%), disminuir el consumo de proteínas animales, y controlar la ingesta de refrescos (por la alta cantidad de ácido fosfórico).