sábado, 22 de noviembre de 2014

Eyaculación Precoz (conceptos clave para su conocimiento)


Hasta hace poco tiempo, la eyaculación precoz (EP) era un trastorno sexual casi desconocido, dado que la preocupación e interés por el placer y la satisfacción sexual tenía mucha menos relevancia en la vida de la pareja que la capacidad procreadora, y esto era mucho más manifiesto entre las mujeres.

Sin embargo, la revolución y el cambio vinieron de ellas. ¿La razón? Los cambios acaecidos a lo largo del pasado siglo XX con el acceso en masa de la mujer al mercado laboral y la aparición de los modernos métodos anticonceptivos. Ambos hechos han permitido alcanzar cuotas de independencia, tanto económica como sexual, siendo más reivindicativas en la búsqueda del placer y la satisfacción sexual. A partir de entonces, la EP “salió del armario”, convirtiéndose en uno de los problemas más frecuentes dentro del campo de la disfunción sexual masculina.

 A pesar de que la eyaculación precoz (EP) es una disfunción sexual masculina muy frecuente, los trastornos eyaculatorios todavía son una de las áreas menos estudiadas dentro del campo de las disfunciones sexuales. A menudo los pacientes son reacios a hablar de sus síntomas, por lo que muchos son infradiagnosticados e infratratados. Es fácil imaginar el impacto negativo que esta disfunción puede causar sobre la calidad de vida de estos pacientes y de sus parejas, además de dificultar o imposibilitar la función reproductiva.

Aquellos varones que padecen un escaso control eyaculatorio, y, especialmente si no son debidamente comprendidos por sus parejas sexuales, pueden acabar con un sentimiento general de fracaso, pudiendo desarrollar posteriormente una disfunción psicológica, a lo que se puede sumar una conducta de evitación sexual, discusiones de pareja, pérdida de la armonía de convivencia e, incluso, la ruptura de la relación con la consiguiente separación. La difusión sobre los avances en el conocimiento de la disfunción eréctil y la mejora en su manejo global han permitido que muchos pacientes consulten por este motivo, abriendo las puertas a la comunicación de trastornos eyaculatorios.

¿Pero qué se entiende por Eyaculación Precoz (EP)?

Según la Organización Médica de la Salud (OMS), la EP se define como la incapacidad para retrasar la eyaculación de forma suficiente como para disfrutar de la relación sexual, y se manifiesta tanto por la eyaculación antes o inmediatamente después de la penetración, como por la presencia de eyaculación en ausencia de suficiente erección como para posibilitar el coito. Esta situación no debe ser el resultado de una abstinencia sexual prolongada.

Otra definición de la EP nos la conceptúa  como un patrón de eyaculación persistente o recurrente durante la actividad sexual tras aproximadamente 1 minuto después de la penetración y antes de que se desee. Debe de estar presente durante al menos 6 meses y ocurrir en todas o casi todas (75-100%) de las ocasiones.

Sin embargo, el punto de mayor debate es cuantificar el tiempo de eyaculación necesario como para considerarla precoz, un factor que hasta ahora ninguna definición ha concretado claramente. Por todo esto se intentó hacer una definición de la EP no basada en la opinión de expertos, sino en estudios epidemiológicos. Así, la International Society for Sexual Medicine (ISSM) acuñó por primera vez una definición de la EP basada en la evidencia. Es la siguiente: la eyaculación precoz es una disfunción sexual masculina caracterizada por la eyaculación que siempre o casi siempre ocurre antes o aproximadamente un minuto después de la penetración vaginal, con incapacidad para retrasarla en todas o casi todas las penetraciones vaginales, y que se acompaña de consecuencias personales negativas como la aflicción, la incomodidad, la frustración y/o la evitación de relaciones sexuales.

Epidemiología

Entre los grandes estudios epidemiológicos efectuados en este campo cabe mencionar el Global Study of Sexual Attitudes and Behaviors (GSSAB), llevado a cabo mediante entrevistas telefónicas y personales, así como a través de cuestionarios autocumplimentados enviados por correo electrónico a más de 13.000 hombres de entre 40 y 80 años seleccionados de forma aleatoria y procedentes de 29 países diferentes. El GSSAB confirma que la prevalencia mundial de EP se sitúa en torno al 25-30%, con unas tasas relativamente similares en todos los países.

Según otro estudio realizado por el mismo grupo de
investigadores, en España la EP es la disfunción sexual más habitual en los hombres, con una prevalencia (número de pacientes) del 31%. Parecidos resultados se obtuvieron en el Premature Ejaculation Prevalence and Attitudes (PEPA), un estudio de escala internacional efectuado a través de una encuesta en Internet. Se recogieron datos de 12.133 hombres de entre 14 y 80 años y se obtuvo una prevalencia de EP del 22,7% (del 24% en Estados Unidos, el 20,3% en Alemania y el 20% en Italia), sin que se evidenciasen diferencias significativas entre las distintas edades para los hombres mayores de 24 años.

Grupos de diferentes países europeos señalan unas tasas de prevalencia equiparables: del 9% en hombres suecos de entre 18 y 74 años (con la siguiente prevalencia por edades: 4% para los de 18-24 años, 7% para los de 25-34 años, 8% para los de 35-49 años y los de 50-65 años, y 14% para los de 66-74 años), del 14% entre hombres daneses de 51 años, del 13% entre los hombres de 50 a 78 años en los Países Bajos y del 15% en franceses de 18 a 69 años (un 5% con eyaculación previa a la penetración y un 10% con EP tras la penetración). El estudio estadounidense National Health and Social Life Survey (USA-NHSLS) observa una tasa de prevalencia entre los hombres de 18 a 59 años de Estados Unidos del 31%; al clasificarla por edades, la prevalencia fue del 30% en los hombres de 18-29 años, del 32% en los de 30-39 años, del 28% en los de 40-49 años y del 55% en los de 50-59 años.

Según los estudios epidemiológicos disponibles, sólo un 10-25% de ellos solicitan atención médica.

Fisiología de la eyaculación

La eyaculación representa la fase final del ciclo de respuesta sexual masculina y constituye un complejo reflejo eyaculatorio en el que se distinguen dos fases: una primera fase de emisión, en la que el fluido seminal es depositado en la uretra posterior, y una segunda fase de expulsión de este fluido al exterior, que es propulsado de forma pulsátil.

Las contracciones propulsivas del músculo liso prostático, vasos deferentes y vesículas seminales permiten la fase de emisión. Esta dura de 5 a 20 segundos y se acompaña de una sensación de inminencia e inevitabilidad de la eyaculación.

 Durante la fase de expulsión se produce la contracción de los músculos bulboesponjoso, isquiocavernoso, que rodean al pene, y del elevador del ano, junto a la relajación del esfínter uretral externo para permitir la salida del esperma. Dura de 8 a 15 segundos y se acompaña, normalmente, de una placentera sensación psicofisiológica del orgasmo.

Dr. Fernando Monreal

Unidad de Patología Prostática y Salud Sexual.

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