Montar en bicicleta es una de las actividades físicas más saludables que existen. Sus ventajas son considerables: se puede realizar al aire libre y bajo techo (con bicicletas estáticas), puede practicarse en grupo o en solitario, nos vale como medio de transporte…
Sin embargo, parece que hay un aspecto en el que su aportación no es nada favorecedora, la vida sexual. Durante muchos años ha existido la creencia de que el asiento de la bicicleta además de incómodo podía causar problemas de erección o impotencia.
Algunas de estas ideas han sido investigadas y se ha llegado a la conclusión de que sí existe cierto riesgo. Estas molestias afectan a los dos sexos, aunque de diferente manera. Por un lado, en el caso de los hombres, sí que se ha demostrado que la práctica disminuye la función eréctil. Por el otro, en las mujeres, se ha llegado a la conclusión de que existe un elevado riesgo de perder sensibilidad en la zona genital, hecho que influye notoriamente en el placer sexual.
El abuso del deporte nunca es positivo y tiene efectos negativos para nuestra salud
Pero tampoco hay que ser tremendistas. Los resultados indican que estas anomalías suelen mostrarse tras un prolongado ejercicio, algo más propio del profesional que del ciclismo aficionado.
No debemos engañarnos, el abuso del deporte nunca es positivo (en esta vida, de todo, pero con moderación) y, sea cual sea la especialidad, tiene efectos negativos para nuestra salud. Especialmente a largo plazo, cuando el esfuerzo comienza a pasar factura a nuestro cuerpo.
Toda actividad física debe practicarse regularmente, pero con mesura. Es mucho más saludable practicar un rato varios días a la semana que hacer grandes esfuerzos solo un día.
Otro detalle a tener en cuenta es la elección del sillín de la bicicleta. No somos profesionales y no necesitamos uno que nos permita ser tremendamente aerodinámicos para mejorar unos segundos nuestra marca personal. Debemos elegir el que más se amolde a nuestra postura y que nos permita estar cómodos. Preguntar a un experto, probar y elegir uno que sea confortable y se ajuste a nuestra posición es la mejor forma para no arriesgarnos a sufrir males mayores.