La llegada del verano es bien recibida por la
mayoría de nosotros, pues con él tenemos la firme intención de olvidar los días
en los que la luz solar ha brillado por su ausencia, lo que hace que nuestro
estado anímico y nuestros niveles de vitamina D en sangre se encuentren por los
suelos. Sin embargo, con la etapa estival también vienen las altas temperaturas
que nos hacen transpirar por doquier. Y es bien sabido que, en los meses de
verano se producen más cólicos de riñón debido a que sudamos más y no reponemos
suficientemente los líquidos perdidos.
La litiasis
renal (“mal de piedra”, como la etiquetaba el prestigioso urólogo don
Antonio Puigvert) es la tercera patología urológica más frecuente, tras las
infecciones y la patología prostática. Solamente en España la prevalencia
–número de casos- es del 5%, siendo más frecuente en hombres que en mujeres,
con una relación de 1.6/1.
Y entre los factores predisponentes citaré los más
frecuentes: a) las altas temperaturas con la consiguiente sudoración; b) baja
ingesta hídrica (se aconseja un mínimo de 1.5 litros al día); c)
dietas pobres en calcio, pues este mineral actúa a nivel intestinal uniéndose
al oxalato (la composición más frecuente de las litiasis es de oxalato cálcico)
e impidiendo su absorción; d) aumento de ingesta de proteínas animales (dietas
hiperproteicas); e) dietas ricas en sal (cuidado con los alimentos procesados),
pues contribuyen a la hipercalciuria -exceso de calcio en la orina-; f) dietas
ricas en oxalato; g) antecedentes familiares (multiplican por tres el riesgo de
padecer litiasis renal); h) hipercalcemia –exceso de calcio en sangre-; i)
hipertirodismo; j) gota (multiplica por dos el riesgo de piedras en los
riñones, tanto de ácido úrico como de oxalato cálcico).
Y cuando una piedra que se encuentra alojada en el
riñón sale del mismo y comienza a desplazarse a través del uréter, puede causar
obstrucción a la salida de orina, por lo que dilata la vía urinaria ureteral y renal
ocasionando el dolor intenso y agudo que conocemos como cólico nefrítico.
Como digo, el síntoma principal del cólico de riñón
es el dolor, que suele ser de tipo cólico (generalmente dura entre 20 y 60
minutos), de inicio súbito, muy intenso y que no mejora con el reposo. Se localiza
en la fosa lumbar (donde todos nos tocamos refiriéndonos a la situación del
riñón), y se irradia hacia delante y abajo siguiendo el trayecto ureteral hasta
la vejiga, genitales externos, e, incluso, la cara interna del muslo.
La irradiación del dolor orienta sobre la
localización del cálculo, de tal manera que: 1) si la piedra está alojada en el
tercio superior del uréter, el dolor tiende a irradiarse al testículo en el
hombre y labios mayores en la mujer; 2) si se encuentra en su tercio medio, el
dolor puede confundir con una
apendicitis o una diverticulitis; 3) si está en tercio inferior del
uréter, puede dar escozor al orinar, aumento de la frecuencia miccional, ardor
a nivel de la uretra…
Afortunadamente, cerca del 75% de las piedras serán
eliminadas de forma espontánea (y, esto depende, en gran medida, de su tamaño).
Pero, para prevenir su recurrencia habrá que
aumentar la ingesta de líquidos (sabemos
que disminuye su incidencia hasta en un 60%), disminuir el consumo de proteínas
animales, y controlar la ingesta de refrescos (por la alta cantidad de ácido
fosfórico).
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